Introducción

Como padres amamos a nuestros hijos, pero debido a que somos personas imperfectas, a veces nos resulta difícil demostrar ese amor incondicionalmente. Podríamos sentir la tentación de responder a los fracasos y faltas de nuestros hijos de maneras que no son perfectas. Nuestras acciones pueden afectar nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos durante mucho tiempo. La primera carta de Pablo a los cristianos corintios define el amor y establece el estándar de lo que debemos modelar en nuestras relaciones con nuestros hijos.

Orar

Dios, deseo amar a mis hijos incondicionalmente. Abre mi corazón para recibir tus instrucciones y vivir tu Palabra.

Leer

Pablo proporciona una definición detallada del amor.

1 Corintios 13:4–7

Reflexionar

Cuando una receta no se sigue correctamente, el resultado a menudo no es bueno. Terminamos con un plato del que no estamos orgullosos y que la gente no puede disfrutar. Los ingredientes de una receta se reparten a la perfección, y si se siguen de cerca las instrucciones de cocción, el resultado está casi garantizado. Podemos leer el enfoque de las Escrituras de hoy como una receta que enumera algunos de los ingredientes del amor. Cuando se mezcla, el producto es una demostración de amor que es «sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo» (DHH).

Responder

¿Qué aspecto del amor te resulta más difícil de expresar a tus hijos? Haz una pausa ahora para orar por esas áreas. Pídele a Dios que te ayude a amar a tus hijos de una manera que refleje este pasaje de las Escrituras. También puedes pasar algún tiempo meditando sobre el pasaje mientras escuchas la canción contemporánea, «Tu amor nunca falla» por Jesus Culture o el himno tradicional, «Oh, amor de Dios» por Frederick M. Lehman, los cuales nos recuerdan que somos amados por nuestro Padre celestial.