INMUNE AL TEMORMuestra

  ¡La Palabra es nuestra fuente de fe!

Jesús se especializa en solucionar todo tipo de problema conocido para la humanidad. Él es nuestro Señor y Salvador, nuestro proveedor, nuestro sanador, nuestro pastor, nuestro abogado y nuestro gran defensor… ¡y podría continuar! ¡No hay problema que sea demasiado grande para que Él lo resuelva! Nunca vamos a acudir a Él con una petición de oración urgente y le oiremos responder: “¡Oh, no! ¡Qué noticia tan terrible! ¿Qué voy a hacer?”. Literalmente, ¡no hay ningún problema que Él no pueda resolver!

A veces, si permitimos que el temor se introduzca en nuestros pensamientos, es porque no hemos estado meditando en la Palabra de Dios. ¡Jesús puede hacer cualquier cosa! “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).

No podré enfatizar esto lo suficiente: la Palabra de Dios es la herramienta más valiosa que tenemos. La única respuesta para el mundo entero se encuentra en la Biblia. Muchas personas permanecen en un estado de temor continuo. Para algunos, parecería que el desastre irrevocable y la destrucción acechan detrás de cada esquina, y sin embargo toda la Biblia habla sobre el plan de Dios de misericordia, redención y restauración para la humanidad.

Para quienes pertenecen a Cristo, no hay nada que temer, ¡solamente hay buenas noticias! El antídoto para el temor es la fe. Mire, la Biblia fue escrita para personas sin ninguna fe. Lo cual quiere decir que todos comenzamos con una carencia, en términos de fe. Si no tenemos fe, leer la Biblia la producirá; si tenemos algo de fe, ¡leer la Biblia producirá más! No adquirimos primero la fe que llevamos a la Escritura. ¡La Escritura produce, alienta y aumenta nuestra fe!

Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Le aliento a pedir al Espíritu Santo que le guíe en la Palabra de Dios y le revele la verdad a medida que lee la Biblia. Entonces enfóquese en los versículos que capten su atención. Muchas veces hay versículos que parecen “saltar” hasta nosotros, y son los que Él quiere que meditemos. Y a medida que meditamos en su Palabra, ¡comienza a surgir fe en nuestros corazones!