Pureza auténticaMuestra

Autenticidad

Cansada del humo y los espejos de nuestra sociedad, esta generación tiene un profundo anhelo de autenticidad. Queremos que se vayan los errores. Queremos lo real. Esta nueva generación, conocida como «Generación Z», valora la sinceridad y la autenticidad. CNBC publicó recientemente una encuesta que muestra que el 67% de los miembros de la Generación Z estuvo de acuerdo con que ser fiel a los valores y creencias de uno hace que una persona sea genial. La palabra «auténtico» se define como real, genuino, de origen indiscutible, verdadero y original. Las personas desean algo que sea real y puro.

Un cristiano auténtico es alguien que no tiene miedo de poner a los demás por encima de sí mismo. Es una persona inspirada por Dios y que muestra el amor de Cristo. Es alguien que camina con fe, que demuestra el corazón del Padre, así como las manos y los pies de Dios. Dios no nos llama a ser perfectos. Él quiere que seamos honestos para que Él pueda continuar haciendo su trabajo en nosotros de hacernos más como Él. Sé honesto contigo mismo para que Dios pueda transformar tu corazón.

La Palabra de Dios nos anima a ser personas que nos purificamos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, perfeccionando la santidad por medio de nuestra reverencia a Dios. Nuestras oraciones deben ser como las de David en el Salmo 51, pidiéndole a Dios que cree en nosotros un corazón puro con un espíritu renovado y firme. Vivimos en un mundo contaminado, sucio, corrupto y necesitamos la ayuda de Dios para ser auténticos y puros. Su Palabra lava y limpia nuestros corazones y mentes.

El Nuevo Testamento nos presenta un grupo de personas muy poco auténticas, llamadas "fariseas". Eran una secta judía que practicaba la estricta observancia de la Ley de Moisés y las tradiciones que la rodeaban. Eran conocidos por su piedad externa, pero tenían luchas internas. Jesús, a menudo, los llamó hipócritas.

Un hipócrita es alguien engañoso. Jesús quiere que seamos personas que practiquemos lo que predicamos. Todos hemos sido hipócritas, pero Jesús quiere autenticidad de nosotros.

Si te encuentras desempeñando un papel en lugar de vivir lo que crees, pídele a Dios que cree en ti un corazón puro. Jesús te ama como eres y quiere transformarte a su semejanza. Dios es un Padre indulgente que derrama gracia sobre tu vida. Ven tal como eres.