Devocional El Campo De Batalla De La MenteMuestra

¡No Renuncies!

No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. - Gálatas 6:9

"He sido cristiana por veintitrés años", dijo Cheryl. "Simplemente no estoy llegando a ninguna parte. Soy tan débil como lo era cuando acepté por primera vez a Cristo como mi Salvador. Todavía fallo Simplemente no sé si esto vale la pena." Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras seguía hablando de sus fracasos. "Por ahora sé todas las cosas correctas que debo hacer, pero no las hago. A veces hago algo deliberadamente mezquino o cruel. ¿Qué clase de cristiana soy?

"Probablemente una cristiana en crecimiento", le dije.

Una expresión de sorpresa apareció en la cara de Cheryl. "En crecimiento ¿me escuchaste-?"

"Si te escuché. Pero si no estuvieras creciendo, no lamentaría tus fracasos. Te sentirías satisfecha con tu nivel espiritual o te dirías a ti misma lo buena que eres."

"Pero estoy tan desanimada y le fallo a Dios muchas veces."

Continué diciéndole a Cheryl que tenía razón, que había fallado. Todos lo hacemos a veces. Nadie es perfecto. Si no tenemos cuidado, permitimos que el diablo señale lo que no hemos logrado y dónde hemos sido débiles. Cuando eso sucede, es fácil sentirse mal o querer darse por vencido.

Ese no es el camino del Espíritu. No importa cómo arruinemos nuestras vidas, Dios no renuncia a nosotros. El Espíritu nos empuja constantemente.

Podemos permitir que nuestros pensamientos se detengan en lo que no hemos hecho, por qué deberíamos ser más espirituales o cuán espirituales deberíamos ser después de todos estos años en nuestra fe cristiana. Ese es un truco del diablo: hacernos pensar en nuestros defectos y fallas. Si nos enfocamos en lo que no somos o lo que no hemos logrado, estamos permitiendo que el diablo avance en el campo de batalla de nuestras mentes.

El hecho de que mi amiga con problemas estuviera molesta era una señal saludable, a pesar de que ella no lo veía así. Con la ayuda del Espíritu Santo, ella puede hacer retroceder al diablo. Ella puede recuperar el territorio que satanás le ha robado.

Cheryl parecía pensar que la vida santa y victoriosa provenía de una gran victoria tras otra. Sí, tenemos momentos en los que tenemos grandes avances; Sin embargo, la mayoría de nuestras victorias vienen lentamente. Vienen poco a poco. Es como si avanzáramos poco a poco. Debido a que avanzamos lentamente en nuestro crecimiento espiritual, a menudo no nos damos cuenta de cuán lejos hemos avanzado. Si el diablo puede hacernos pensar que debemos tener una victoria espiritual decisiva tras otra o somos perdedores, ha ganado una fortaleza importante.

Mi consejo para Cheryl, y para todos los cristianos que enfrentan esos momentos oscuros, es escuchar las palabras del apóstol Pablo. Nos exhortó a no cansarnos, o como lo dice otra traducción, "no desanimarse". Él dice: "No renuncies. Sigue luchando."

La vida es una lucha, y el diablo está decidido a derrotarnos y destruirnos. Nunca llegamos al lugar donde nunca tenemos que pelear. Pero no es solo nuestra lucha. Jesús no solo está con nosotros, sino que también está para nosotros. Él está a nuestro lado para fortalecernos e instarnos a seguir adelante.

Mi amiga seguía recordando las veces que había fallado, pero le recordé las veces que había tenido éxito. "Tú crees que el diablo tiene el control, pero eso no es cierto. Has fallado, pero también has tenido éxito. Has mantenido tu posición y has progresado.”

"No renuncies. No te des por vencida." Ese es el mensaje que necesitamos escuchar. Pienso en las palabras de Isaías: “No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas;

cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas” (Isaías 43: 1 – 2).

Esta es la promesa de Dios. No promete sacarnos completamente de problemas o dificultades, pero sí promete estar con nosotros a medida que los superamos. "No temas", dice. Ese es el mensaje que debemos reflexionar. No necesitamos temer porque Dios está con nosotros. Y cuando Dios está con nosotros, ¿de qué preocuparse?

Dios, a pesar de mis fracasos, estás conmigo, animándome a no renunciar. Por favor, ayúdame a recordar que, con Tu ayuda, puedo ganar. En el nombre de Jesús, oro. Amén