Cambia Un Día, Cambia Tu VidaMuestra

Dios da vida en días

Cada día tiene un principio y un fin. Un día es como una vida en miniatura. Si podemos cambiar nuestros días, podremos cambiar nuestras vidas. Hay una verdad en la Biblia: Dios da vida en días. Él nos da nuestro pan diario cada día. Nos bendice cada día. Cuando Dios envió maná del cielo al pueblo de Israel en el desierto, lo hizo cada día y solo duraba por un día.

La esperanza de vida de una persona, en días, varía entre 20,000 y 30,000 días. Dios nos da esos días uno a la vez. No nos da 10 o 30 días de una vez. En este plan devocional quiero darte formas de hacer que cada día cuente y valga la pena, no importa lo que pase. Puedes hacer que cada día sea un gran día. Cada día es especial, un regalo de Dios para nuestro beneficio y disfrute. Cuando recibimos cada día como un regalo, se transformará en bendición, en lo que Dios quiso que fuera. 

Enfocarse en el día de hoy no significa que debemos ignorar el futuro. El libro de Proverbios en la Biblia, habla acerca de planificar para nuestro futuro; sin embargo, solo podemos vivir para el día de hoy. No podemos vivir para el ayer, es imposible, porque ya ha pasado. No podemos vivir para el futuro, porque todavía no ha llegado. El único momento en el tiempo que tenemos es hoy y ahora.

¿Alguna vez te has fijado resoluciones para el año nuevo? ¿Te has puesto metas a ti mismo en términos de un mes, seis meses, un año y luego te has sentido abrumado con la idea de mantenerlas por un período de tiempo tan largo? Necesitamos cambiar nuestra perspectiva. Comienza a pensar en términos del día de hoy. Hazte la siguiente pregunta: ¿Puedo caminar con Dios el día de hoy? ¿Puedo hacer ejercicio físico hoy? ¿Puedo superar esta prueba el día de hoy?

Este cambio en perspectiva nos transforma. Nuestra capacidad mental y psicológica no se desbordan con la idea de que tenemos que hacer algo por el resto de nuestras vidas. En cambio, podemos enfocarnos en un solo día. Y luego, cuando el día siguiente llega, podemos recordarnos a nosotros mismos: “Solo tienes que pasar el día de hoy”.

Por la gracia de Dios, solo podemos vivir un día a la vez. Hazte esta pregunta todos los días: ¿Cómo puedo hacer que el día de hoy valga la pena?