[Serie 2020] Legado: ¿Limitado o lanzado?Muestra

Legado

El diccionario de la academia española define la palabra legado como: “Aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial”. ¿Alguna vez te has preguntado: “¿Cuál es mi legado? ¿Qué dirá la gente de mí una vez que me haya ido?”. Seguramente no es algo en lo que pensemos demasiado seguido. Aún así, a veces nos preguntamos si el trabajo de nuestras manos impacta no solo nuestra generación, sino también las venideras. 

Hace miles de años, uno de los más famosos reyes de Judá, Ezequías, se enfrentó a una palabra aterradora sobre su legado. La mayoría de nosotros vamos por la vida preguntándonos sobre nuestro legado, pero Ezequías escuchó acerca del mismo antes de dejar este mundo. El mensaje no era alentador. Cometió un gran error con terribles consecuencias.

Ezequías fue un rey increíble. Hizo lo que era correcto a los ojos del Señor. La Biblia nos dice que no hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá después de él, ni entre los que fueron antes de él (2 Reyes 18:5).

Sin embargo, al igual que nosotros, no era perfecto; luchaba con el orgullo, y Dios le llamó la atención. Después de que Ezequías se recuperó de una grave enfermedad por el poder de Dios, el rey de Babilonia envió emisarios con cartas y un regalo. Para que se sintieran bienvenidos, Ezequías les mostró toda su casa del tesoro y todo lo que estaba guardado en sus almacenes (2 Reyes 20:13). La Biblia continúa diciendo que no había nada en su casa o en todo su reino que Ezequías no les mostrara. 

Como resultado, Dios envió al profeta Isaías con una palabra para el rey Ezequías: "He aquí vienen días en que todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dijo Jehová” (2 Reyes 20:17 RVR1960).

¡El orgullo de Ezequías le costó todo a él y a sus herederos! Olvidó que todo lo que tenía pertenecía al Señor. Dios le había prosperado, él era sólo un administrador. Reconocer a Dios como nuestro Señor, o no hacerlo, será la razón por la que nuestro legado será limitado o lanzado. ¡La elección es nuestra!