[Visión 2020] Restituciones y resoluciones para vivir en 2020Muestra

A través de lágrimas y pruebas

Nuestro enfoque en este plan es Hechos 20:20, pero en realidad vamos a comenzar en el versículo 19, porque cada diamante necesita un buen ajuste. Pablo está hablando con los ancianos de Éfeso, los líderes de la iglesia en Éfeso. Pasó tres años con ellos. Fue el período más extenso que pasó con alguien entre todas las iglesias que plantó. Pablo amaba a estas personas, las cuidaba y se despedía de ellos.

Estos versículos dicen, «sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas durante las pruebas que me llegaron a través de las conspiraciones de los judíos. Sabes que no evité proclamarte nada que fuera rentable o enseñarte públicamente y de casa en casa».

Aquí está la primera resolución que podemos obtener de este versículo: «Resuelvo servir humildemente a los demás». No se trata de lo que haces, sino de quién vas a ser. Queremos ser humildes servidores de Cristo y servir humildemente a otras personas. Sin embargo, la humildad llega a través de las lágrimas y las pruebas. Por lo general, no son nuestros éxitos los que traen nuestra humildad, sino nuestras heridas, pérdidas y desordenes. Es cuando creemos que lo hemos hecho bien, y nos presentamos y nos damos cuenta de que todo está mal. Es cuando queremos ser piadosos y terminamos teniendo que disculparnos. La humildad proviene de estar de rodillas, y a menudo eso proviene de lo que Pablo dice aquí: a través de pruebas y lágrimas.

Esa es una noticia difícil. No malgastes tu prueba. No desperdicies tus pérdidas. No desperdicies tus errores. Permíteles ser un lugar donde dices: «Dios, sabía que te necesitaba, pero realmente sé que te necesito ahora. Y te necesito, Dios, para hacer algo en mi vida».

Son nuestras pruebas, no nuestros éxitos, las que traen humildad. Por lo tanto, queremos aprender en nuestras pérdidas y en nuestros errores. Hay momentos en que tienes que decir a alguien más: «Pensé que era todo eso, pero ahora me doy cuenta de que no sé tanto como pensaba que sabía. Necesito disculparme en este momento. He sido irrespetuoso y lo siento». Si vienes humildemente, otros te recibirán con un abrazo. Porque todos hemos estado allí antes. Cada niño, cada adulto se ha equivocado en algún momento. Todavía estamos cometiendo errores. Siempre lo haremos. Viajemos juntos con humildad y sirvamos a los demás.