[Serie Rescate] Propósito en el dolorMuestra

Imagina la orilla

Dios nos ha rescatado en Jesucristo. Aunque a menudo nos encontramos preguntándonos cómo vamos a superar los momentos difíciles de la vida, Dios ha realizado un rescate increíble. Incluso cuando pasamos por pruebas, Dios está allí con nosotros.

El 8 de agosto de 1950, Florence Chadwick rompió el récord mundial cruzando a nado el Canal de la Mancha en 13 horas y 20 minutos. Un año después cruzó esta vez de Inglaterra a Francia en 16 horas. Ella fue la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha en dos ocasiones diferentes. Luego decidió nadar desde la isla Catalina hasta la costa de California. Quince horas después de nadar, se formó una espesa niebla y se dio cuenta de que ya no podía continuar. Había un bote a su lado durante todo el tiempo para asegurarse de que estuviera bien, y les dijo que no continuaría. La llevaron al bote y, cuando se levantó la niebla, vio que estaba a solo una milla de la costa. Florence no podía soportar que eso hubiera sucedido, así que en otra fecha lo intentó de nuevo. Esta vez, cuando se puso la niebla, recordó lo cerca que había estado anteriormente y decidió visualizar la orilla en su mente. Cuando se imaginó la orilla, se mantuvo nadando y cubrió la distancia establecida.

¿Cómo vas a pasar el tiempo de prueba? Imagínate la orilla. Seguramente estás en un lugar difícil o tal vez no, pero todos en algún momento encontraremos adversidades. Visualiza la orilla. No te rindas. No desistas. Dios no te ha abandonado. Él está trabajando en ti y haciendo cosas en tu vida a medida que atraviesas momentos de prueba. Dios te tiene nadando por un momento. La vida es difícil. Muchos de nosotros somos como un jugador de fútbol que va al entrenador y le dice: «Me atraparon los del otro equipo». Y el entrenador dice: «Sí, esto es parte del fútbol». En la vida, vas a ser atrapado por diferentes cosas. Lo único que necesitas saber es que hay un propósito más elevado en el dolor. Imagina la orilla y sigue adelante. Hay un propósito y tienes un rescatador. Se llama Jesús.