[Serie Realidades del nuevo pacto] Parte 1 Muestra

Dirección divina 

Las señales, en la realidad del pueblo de Israel, en el tiempo del éxodo hacia la tierra prometida, eran la evidencia de que Dios estaba en medio de algo o que encomendaba a una persona a realizar alguna cosa.

En la actualidad, con la operación en la vida que poseemos en el nuevo pacto con Cristo, la evidencia de que Dios está en medio de algo no son las señales sino un mensaje y una dirección a seguir que se discierne y entiende. Cuando Moisés dirigió a los israelitas, lo importante no eran las señales sino el direccionamiento que los llevaba a una operación fuera de Egipto, a una tierra que antes no conocían, que era la de promesa, se trataba de una dirección divina. 

La nación de Israel estaba distraída con las señales, pero lo que Dios llevaba era un mensaje. Era una manera diferente de vivir, de sacarlos, de ser esclavos y una forma de pensamiento para llevarlos a una tierra de libertad en donde vivirían en abundancia y vivían una vida diferente. Es la sombra de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la libertad, de Adán a Cristo (Cristo es la tierra de promesa y nuestro canal). 

Éxodo 4:2 dice: «Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara». Moisés era un pastor, por eso tenía una vara que le servía para sus actividades diarias. Dios usará lo que tenemos y eso que eres en tu asignación para lograr que seas un instrumento de su justicia. 

¿Qué tan poderosa puede ser una vara de palo para convertirse en el arma para producir libertad a una nación y destruir a todo un ejército (el más poderoso de ese tiempo)? Dos ejércitos. Dos pueblos: Egipto y la nación de Israel. Dos armamentos, el de Egipto que tenía las armas necesarias para pelear y hombres diestros listos para la guerra, y el de Israel que tenía una vara de palo. ¿Qué es más poderoso? Depende de cómo lo veas porque lo más débil de Dios es lo más fuerte. Una vara de palo a Dios le es suficiente para producir una transformación social, cultural y económica. Nuestras armas no son carnales, pero sí poderosas en Dios para destrucción de pensamientos y fundamentos.

Reflexionemos

¿Cuál es tu vara de palo: asignación, talento, profesión para transformar tu vida, tu familia, tu congregación, tu comunidad?