No me avergonzaréEjemplo

Es el respaldo de Dios a su palabra el que salva, liberta y transforma vidas. El apóstol Pablo predicaba el mensaje del evangelio con convicción porque sabía que Dios respondería cada palabra que salía de sus labios. Dios nos comisionó como Su iglesia a predicar el evangelio y a confiar en su respaldo. Jesús, al enviarnos en la gran comisión, nos dijo en Mateo 28:20 que Él estaría con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Los apóstoles salieron por todo lugar a predicar, confiados en que ellos solo tenían que plantar la semilla del evangelio y Dios la haría germinar. No hay vida que no pueda ser transformada o nación que no pueda ser alcanzada por el evangelio. Por momentos, es intimidante compartirle a quienes aparentemente no tienen esperanza de un cambio o hablar de vida a naciones consumidas en el pecado, pero es ahí donde tenemos que confiar en que no somos nosotros los que cambiamos las personas, sino es el poder de Dios que obra por la palabra. Cree y confía que el poder de Dios te respaldará y podrás producir un cambio en tu entorno, y alcanzar a tus seres queridos con el mensaje del evangelio. La confesión del apóstol Pablo: «No me avergonzaré» es la evidencia de una persona que ha aprendido a confiar en el poder de Dios. Confía en que hay un mundo que te necesita y el Señor te respaldará.