Estados de ÁnimoMuestra

 Cuando alguien nos ha herido, nuestra primera reacción suele ser enfadarnos. Queremos gritar o probar que tenemos razón a cualquiera que nos escuche. Pero la realidad es que esto no hace nada para ayudar a resolver el problema. De hecho, cuanto más hablamos sobre el conflicto o la ira con los demás, peor se vuelve el asunto. Jesús nos guía para manejar nuestra ira, frustraciones o conflictos con los demás de una manera diferente. Nos pide que hablemos con la persona con la que tenemos problemas directamente. Aunque no siempre será fácil, es un paso en la dirección correcta para manejar nuestras emociones y manejar el conflicto de una manera saludable. ¿Hay alguna persona con quien estés frustrado? Haz un esfuerzo para acercarte a ella y hablar de ello esta semana.