Soy Un Guerrero - Parte 2Muestra

Conoce tus recompensas

Contenido devocional:

Las recompensas de un guerrero son muchas. Algunos vienen en esta vida y otros en la siguiente. Como guerrero victorioso, quiero estar orgulloso y que mi Comandante en Jefe me ponga una medalla alrededor del cuello. Quiero el botín de la victoria esparcido a mis pies. Quiero trompetas tocando y personas bailando en la calle. Eso es lo que quiero y algo más. Sin embargo, en el Salmo 23, David pinta una imagen completamente diferente de mi recompensa. El guerrero más grande se llama Pastor, lo que me convierte en una oveja, ¡y no lo entiendo! ¿No es el mejor guerrero fuerte y feroz? ¿No reina el terror sobre el enemigo? Eso es lo que quiero. ¿Por qué necesitaría un Pastor? ¿Por qué tendría que pasar tiempo como oveja?

Sin embargo, tal vez estoy haciendo las preguntas equivocadas. Quizás debería estar preguntando, "¿Por qué no necesitaría un Pastor?" Las batallas diarias de un guerrero son difíciles y agotadoras y pueden agotarme por completo. Aunque pueda luchar batallas aparentemente sobrehumanas día tras día, la verdad es que soy humano. Este Gran Guerrero que me equipa a diario para la batalla y lucha a mi lado, me conoce bien. Él sabe lo que necesito y cuándo lo necesito. Hay momentos en los que necesito ser restaurado y en esos momentos, Él se convierte en mi Pastor y yo en Sus ovejas. David me dice que mi Pastor me da todo lo que necesito. Me lleva a pastos frondosos y aguas refrescantes. Él restaura mi fuerza y ​​me mantiene en el camino correcto. Él quita mis miedos. Me alimenta con un festín magnífico y llena mi copa hasta el borde. Me muestra que lo que quería no es lo que necesitaba. Mi recompensa no es estar en una plataforma con una medalla al cuello acompañada de pompa y ceremonia. Mi recompensa es un Pastor que me restaura y me prepara bien para la próxima batalla. Si voy a ser un gran guerrero, también tengo que pasar tiempo como una de Sus ovejas.

Es chistoso. No es frecuente ver fotografías de un gran guerrero rodeado de ovejas, a menos que mires a Jesús. El guerrero más grande, rodeado por todos nosotros, los guerreros que luchan las batallas diariamente con él, es también nuestro Pastor. Somos Sus ovejas. Él nos perseguirá con Su asombrosa bondad y misericordia durante toda nuestra vida.

Entonces David cerró este Salmo con la promesa de una recompensa aún mayor. Uno que nunca terminará. Uno que continuará día tras día para siempre. Un día, el Gran Guerrero nos quitará nuestro escudo y nuestras armas y las dejará a un lado. Nos mirará a los ojos y dirá: "Bien hecho". Entonces Nuestro Pastor tomará nuestra mano y nos llevará a Su casa donde viviremos con Él para siempre.

Reto de hoy:

1. ¿Por qué necesitas un Pastor?
2. ¿Cómo te prepara Jesús como guerrero para las batallas todos los días?
3. ¿Por qué Jesús es el "Gran Guerrero" de todos los tiempos?

Ir más profundo:

¿Cómo te ayuda a luchar las batallas de hoy la promesa de vivir eternamente con Jesús?

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