La Importancia De Lo ImportanteMuestra

Nuestra decisión

En los asuntos que atañen a nuestras vidas, podemos planificar o decidir que lo importante sea primero o, por el contrario, podemos postergarlo para otro tiempo. En ambos casos, tendremos como resultado las consecuencias de nuestra decisión.

La vida nos ha enseñado que no siempre lo importante para unos es importante para otros. Dado que esto es un hecho, la experiencia personal es clave para el juicio que hacemos al distinguir lo que es importante de aquello que no lo es. El criterio personal justifica para muchos su selección de lo que es fundamental o valioso. Esta realidad va enmarcada en el hecho de que, normalmente, las decisiones que tomamos en torno a lo importante repercuten tanto en nosotros como en aquellos que de alguna u otra manera se afectan con nuestra decisión. 

Ejemplo de ello es el padre que entiende que lo más importante en la vida es su trabajo y, bajo esa premisa, desatiende su hogar. Sus razones, que pueden ser buenísimas, justifican para sí mismo las horas que dedica con esmero para seguir avanzando en el escenario laboral. Si él se detuviera en su empeño de “crecer y tener éxito”, y le echara un vistazo a su hogar, se daría cuenta de lo sola que se siente su esposa y de lo abandonados que están sus hijos, echando cada día de menos la atención y la presencia de su padre.

Cada uno de nosotros somos responsables de cómo están ordenados los asuntos en nuestras vidas. Las motivaciones, las razones, los juicios valorativos que usamos para definir lo importante no podemos adoptarlos de otros. Por tanto es necesario que, los que somos hijos de Dios por nuestra fe en Jesucristo, tomemos nuestra noción de lo importante según lo que nos es revelado en  la Palabra de Dios. ¡Qué sabia la oración del salmista cuando oró a Dios diciéndole:  “Ordena mis pasos con tu palabra.”

Amado Padre, necesitamos tu sabia dirección en nuestras vidas. Ayúdanos a alinear nuestras prioridades a las tuyas para que podamos vivir conforme a tu divina voluntad. Guíanos a la luz de tu Palabra y haznos cada día más sensibles a la voz de tu Espíritu Santo. Te lo pedimos, en el nombre de Jesús.