El Regreso a CasaMuestra
Parábola del hijo prodigo.
Creo que todos conocemos, o en algún momento hemos escuchado la parábola del hijo prodigo, pero ¿realmente la entendemos? Así a pesar de que sé que seguro la conoces, hablaremos de ella, porque es imposible pasarla de alto en este devocional.
Había una vez, un padre con dos hijos, y su abundante amor se extendía de igual manera para ambos. Un día su hijo menor le pidió aquello que le correspondía de sus bienes, y su padre no dudó darle enseguida lo que le correspondía como herencia. Sin embargo, pasó lo que se temía, cuando recogió sus pertenencias, se fue a vivir perdidamente. Cuando el hijo gastó absolutamente todo lo que tenía, llegó el hambre. Fue a trabajar en la hacienda de uno de los ciudadanos de la provincia donde se había ido, trabajaba apacentando los cerdos, tan fuerte era su hambre, que deseaba comer las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y pensaba que hasta los jornaleros de la tierra de su padre comían pan. Y fue cuando decidió: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. Pero cuando llegó a la casa de su padre, este lo vio a lo lejos, enseguida lo que se movió en él fue la misericordia, y corrió hacia su hijo, lo abrazó fuertemente y lo besó. El hijo menor le dijo aquello que él había decidido decirle antes. Sin embargo, su padre ni se inmutó de sus palabras, y les dijo a sus siervos: “traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”.
Me parece interesante la imagen repetitiva del Padre que corre hacia el hijo, una vez que el hijo toma la decisión de volver a casa, es como la imagen que vimos de Jesús con la mujer samaritana, Él es quien va en su búsqueda.
Pero la historia no termina aquí, así como mencioné al principio: “Había una vez, un padre con dos hijos, y su abundante amor se extendía de igual manera para ambos”. ¿Qué sucede con el hijo mayor? Sigamos leyendo.
El hijo mayor cuando estuvo cerca de la casa escuchó la música, pudo percibir la celebración que ocurría en aquel lugar. Se le acercó a un criado y le preguntó que era lo que sucedía, él le respondió: “Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano”. El hijo mayor se enfureció, y negó a si mismo entrar a la casa, por ende, su padre salió a buscarlo cual niño. El hijo le dijo: “He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo”. Pero su padre, con el mismo amor con el que le había hablado a su hijo perdido, le recordó: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”.
Creo que como cristianos, muchas veces hemos caído en el roll del hijo mayor y en el del menor. Y en cada roll hay una palabra que describe este ultimo acto del encuentro.
En el hijo mayor, no hablaré tanto de aquello que lo define, sino de lo que debería definirlo, y se trata de: misericordia. Muchas veces nos olvidamos de ella, para los demás, y muchas veces hasta para con nosotros mismos. Aún siendo Dios el primer ejemplo de esto, porque su misericordia es renovada hacia nosotros cada mañana.
En el hijo menor, resalta revivir, “volver a vivir”, cuando regresamos a casa, cuando damos ese importante primer paso, de querer volver a acercarnos a Papá, así como dije anteriormente, Él vuelve a crear sobre lo que ya estaba hecho, con esto me refiero a que, partiendo de que, por un largo o corto momento, nos sentimos vacíos, hasta tal vez muertos, cuando sentimos su abrazo, simplemente, revivimos.
Reto de hoy: busca la definición de “revivir”, y piensa como puedes relacionarla con el momento el cual te encuentras viviendo, escribe esta relación sobre un papel/Pósit.
Escrituras
Acerca de este Plan
Tus lagrimas no han sido derramadas en vano, sino que tu proceso, ayudará a la cicatrización de las heridas de otros. El propósito de los siguientes cinco días es consolarte, así como Dios hizo conmigo. El temer regresar a la casa de Papá, nuestra casa, ocurre cuando nos olvidamos de la gracia.
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Nos gustaría agradecer a Maria Victoria González por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/mariavictori21/