Capsulas Del TiempoMuestra

  La Mujer Samaritana, un encuentro es suficiente.

  ¿Te ha pasado que buscas a Dios solo en las cosas extravagantes, en grandes escenarios, que esperas un encuentro con Él, pero te imaginas que será de una forma despampanante y te olvidas de esperarlo en las cosas más sencillas? 

Cuando leo la historia de la mujer samaritana, confirmo aquel encuentro de Dios con Elías cuando él lo busca en los fuertes vientos, en el mover de la tierra y termina encontrándose con Él en un suave silbido apacible.

La mujer samaritana había perdido una de las cosas más preciadas que tenemos y es nuestra reputación, pero ella perdió eso buscando amor, esta mujer buscaba en hombres amor, aceptación, compañía, pero lo hacía de la forma incorrecta y con las personas incorrectas. Un día como cualquiera, estaba sola, aislada, cansada, fue a un pozo lejano a buscar agua para beber, probablemente ese sería su ultimo sorbo de agua y allí en lo que era rutina para ella, aparece Jesús, pero obviamente ella no reconoce quien era Él, y amablemente accede a darle de beber. Jesús nota que ella no lo reconoce y para hacerla caer en cuenta comienza a desnudar su corazón, por primera vez no desnudaban su cuerpo sino su corazón y ella no se sintió ofendida, no sintió que lo hiciera para avergonzarla, al contrario, por primera vez sentía que a pesar de todo lo oscuro que ella traía, alguien miraba más allá y la amaba.

Jesús llego a un lugar donde por cultura no debía estar, para hablar con una mujer con quien no debía hablar, que probablemente podía dañar su reputación, pero a Él no le importo, Él solo quería salvarla y demostrarle que todo lo que ella buscaba jamás lo encontraría en hombres sino solo en Dios.

Dios se ha manifestado a lo largo de la biblia de mil maneras, abriendo el mar o simplemente sentándose en un pozo a tomar agua con una mujer. Cada segundo de tu vida es importante, no necesitas una posición o un gran nombre para que Dios te visite, solo necesitas querer tener un encuentro real y verdadero con Él, pero sobre todo necesitas saber que tu condición actual no es ni será nunca una limitante para sentarte a tomar un vaso de agua con el maestro.

¿Esperas a Jesús en todo lo que haces?

¿Has sentido que tu pasado o presente es un limitante para tener un encuentro con el Señor?