La virtud de la pacienciaMuestra

Santiago capítulo 5 describe la difícil situación de un grupo de creyentes que están siendo explotados y tratados injustamente (ejemplo: Santiago 5:4,6). 

A estos creyentes se les dice: Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor (Santiago 5:7).

El labrador de palestina

Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca (Santiago 5:7). 

Cuando un agricultor de palestina cultivaba frutos de la tierra, tenía que esperar con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y la tardía.  La lluvia temprana ocurría a finales de octubre o principios de noviembre, y tenía la intención de suavizar la tierra para el arado y sembrado; las lluvias tardías (las cuales llegaban a finales de abril o mayo), tenían la intención de hacer madurar los cultivos un poco antes de la cosecha. Entre esas dos fechas había una larga espera por un proceso que estaba fuera del control del agricultor, como lo eran las lluvias. 

El agricultor sólo podía esperar con paciencia. Él sabía que no podía apurar las leyes naturales; pero, aunque no podía hacer nada para traer la lluvia, no se desanimaba. Él sabía que necesitaba darle tiempo al tiempo: dar lugar a que la situación madurara, permitiendo que transcurriera de un modo natural. 

Ahora, el labrador no se rendía porque sus cultivos no se podían cosechar inmediatamente. Él seguía trabajando aun cuando el cultivo no se pudiera ver. Esto demandaba desarrollar una mentalidad de procesos, que implicaba desarrollar la capacidad de esperar a que las cosas maduraran, muy contraria a la mentalidad de microondas (urgencia e inmediatez, soluciones instantáneas). 

Hay varias enseñanzas aleccionadoras en la actitud de paciencia del agricultor palestino:

• Esperar con una razonable esperanza y expectativa de recompensa (animado por el valor de la cosecha).
• Esperar trabajando todo el tiempo.
• Esperar con la mirada puesta en Dios, por cosas que no dependen de nosotros.
• Esperar respetando las leyes naturales.
• Esperar con fe a pesar de las circunstancias cambiantes y de las muchas incertidumbres.

Igualmente, los cristianos deben de trabajar y ejercitar la paciencia aun cuando el día de la cosecha parece muy lejano. “El creyente cristiano necesita aprender a ser paciente, vale decir, ser constante todo el tiempo, o ser de la misma forma todo el tiempo sin importar lo que pase”.