Segunda Estación - El Monte

  

Segunda Estación - El Monte

Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 1 Reyes 19:8

Cuando Elías recuperó sus fuerzas comenzó a caminar, y lo hizo durante cuarenta días. ¡Vaya que Dios sabe cómo alimentar y fortalecer! Entonces llegó a su segunda estación el Monte Horeb.

El Monte Horeb significa la montaña del Dios verdadero. Ese Monte es el lugar de encuentro con Dios. Fue donde Moisés se encontró con Dios y recibió su llamado (Éxodo 3:1), también el lugar donde fue revelada y entregada la ley de Dios (Éxodo 19-20), donde el pueblo de Israel se desprendió de sus pertenencias en señal de arrepentimiento (Éxodo 33:6) y también el lugar donde llego Elías.

Hay echando a perder sus vidas, renunciando a sus llamados y ministerios porque decidieron quedarse en la estación del desierto. Tienes que levantarte, alimentarte y seguir caminando hasta el Monte; hasta el lugar de encuentro. Otros, cómo Elías logran superar el desierto y llegan al Monte, pero en vez de buscar el encuentro; ellos huyen del encuentro.

Un ejemplo de esto lo vemos en Moisés. Dios llevó a Moisés al Monte, pero una vez allí, Moisés intentó evitar el compromiso de ese encuentro exponiendo todo tipo excusas sin sentido delante de Dios. (Éxodo 3:1-17 - 4:1-17)

Se cree también que en este lugar fue donde Satanás tentó a Jesús; el pasaje dice lo siguiente: Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. (Lucas 4:5-6)

Es también en este punto donde el enemigo puede distorsionar la visión. Y aun estando cerca de tu victoria puedes desviarte totalmente. El desierto te prepara para un encuentro con Dios, pero debes estar alerta, ese momento es uno crucial. Lo que decidas cuando llegues ahí, te acercará o te alejará de Dios y tu propósito.

Estos hombres, de los cuales el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos, por los montes… (Hebreos 11:38)