Espíritu Santo, Mi Ayuda Muestra

Podemos vivir una vida con esperanza

Vivir con esperanza no significa sólo esperar que algo que queremos suceda, porque la esperanza que Dios nos da es más poderosa que eso, expresa confianza y seguridad de mirar hacia delante con expectativas amplias, con la certeza de que algo bueno va a pasar, no importa lo que sea. Nosotros podemos declarar el día de hoy eso en nuestra vida. Algo bueno va a pasar en nuestro hogar, en nuestra familia; algo va a pasar en este mundo. La esperanza no es un escape, una evasión, sino algo que necesitamos para obtener descanso.

El poder del Espíritu Santo, la esperanza que nos da el Señor, protege nuestra alegría y nuestra paz, y nos da valentía para seguir adelante. Tomemos la decisión de vivir una vida de esperanza, sin importar la situación que estemos atravesando.

Recuerdo que hace algunos años, cuando nos mudamos de Australia a Argentina, yo veía a mis hijos luchar con el hecho de que no sabían hablar español. Ellos no querían pasar esta situación. Ellos no querían ir al colegio porque no entendían las palabras que sus maestras y sus compañeros les decían. 

En esos momentos, yo oraba y le pedía ayuda a Dios para que cambiara la situación de mis hijos. Esto me ponía en el lugar de víctima. Entonces, al darme cuenta de lo que estaba haciendo, decidí tomar otra posición. Para eso tuve que redireccionar mis pensamientos y cambiar mis palabras sobre esa situación. Tuve que aferrarme a la esperanza de saber que el Señor tiene el control de nuestras vidas.

La esperanza del Señor nos cambia desde adentro hacia afuera, cambia la manera en que vemos las cosas y cómo hablamos. La verdad es que pasar por esa situación me llevó a necesitar la ayuda del Espíritu Santo, a que él me guiara y me diera las palabras correctas para animar a mis hijos. El Espíritu Santo está con nosotros en cada momento, para darnos esperanza.

¿Tienes esperanza el día de hoy?

Oración: Dios, sólo en ti halla descanso mi alma; de ti viene mi esperanza. Lléname de toda alegría y paz, creo en ti, haz que rebose de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Amén.