Tras Las Huellas De CristoMuestra

La perspectiva eterna.

"Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas, y no permitía que nadie atravesara el templo llevando mercancías. También les enseñaba con estas palabras: «¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”? Pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”»" (Marcos 11:15-17 NVI).

El intenso enojo de Jesús y el volcar las mesas en los atrios del templo, sin duda nos deja boquiabiertos; pues pensamos, cómo es posible que el Hijo de Dios reaccione de esta forma. Pero, esto no sucede en la lógica de Dios, porque el templo debería ser un lugar de adoración para todas las naciones, no un medio para obtener ganancias de las personas que buscaban la gracia de Dios en ese lugar.

Jesús sabía que si el hombre no llegaba a Dios a través de Su obra y Sacrificio, los verdaderos tesoros se perderían, pues no se trataba de perpetuar las obras de auto esfuerzo y penitencias personales, como ritos religiosos de purificación personal. Lo cierto es que Jesús sabía que las regulaciones externas nos impedirían experimentar el amor infalible de Dios y su increíble perdón.

Finalmente, Jesús se abrió paso en medio del mercado religioso y nos deja ver la perspectiva eterna de lo que realmente es importante para Dios, en comparación de lo que no lo es. Tu salvación y la mía.

Si bien las acciones de Jesús fueron audaces e impactantes para la gente de su generación, tenemos una tendencia a dejar que la distancia, tanto en el tiempo como en la cultura, suavice las implicaciones. Pero, aún hoy, podemos preguntarnos: Cuando Jesús decida obrar en nuestros corazones, nuestra adoración y en los lugares donde le rendimos culto, ¿Qué costumbres, ideas y conductas religiosas, estaríamos dispuestos a permitirle expulsar, no solo de nuestro corazón, sino también de nuestros cultos?

Te animo a hacer tuya esta oración: "Amado Dios y Padre Celestial, ayúdame a identificar cualquier forma errada de adoración que haya incluido en mi corazón; y por favor Dios, permite que Jesús erradique cualquier regulación externa, o humana, que me impida experimentar tu gracia y perdón. Señor, quita los ídolos y vestigios de falsa religión que habiten en mi corazón, y por favor, Señor, guíame para vivir y servirte a ti y no a dioses extraños. ¡Te lo pido Dios, en el precioso nombre de tu Hijo Jesucristo! ¡Amén y amén!

¡Medita en esto!