Reflexiones Pastorales | La Lista Negra De La ONUMuestra

La Biblia enseña que Dios nos creó, así que es Él quien define la realidad. El problema surge cuando el ser humano quiere definir la realidad en sus propios términos.

Cuando crees en un Dios creador, entonces crees en un Ser Supremo, que está por encima de toda su creación y que por lo tanto tiene la autoridad para definir la realidad, para separar lo bueno de lo malo, y para explicarnos lo que significa ser un hombre y una mujer. Pero cuando sacas a Dios de la ecuación sólo te quedan los 7.000 millones de seres humanos y la pregunta en ese punto es ¿quién tiene el derecho de decirle a los demás lo que está bien y lo que está mal? ¿quién tiene el derecho de definir la realidad por encima de lo que los otros piensen? Y ese es el problema. Ya no se trata de derechos sino de poder. El más poderoso o el más rico va a pretender tomar por la fuerza lo que sólo le pertenece a Dios.

En el jardín del Edén, Adán y Eva prestaron oídos a la Serpiente y terminaron por rechazar el diseño que Dios había determinado para ellos y quisieron cambiar su naturaleza para hacerse iguales a Dios.

Lo que nos toca ahora es decidir en qué términos definiremos la realidad. 

O eliges reconocer que Dios nos creó y nuestro diseño responde a su voluntad eterna e inconmovible o eliges creer que el hombre puede definir y redefinir la realidad según su capricho o interés de turno.

¿Qué harás tú?