Fíate de Johová de todo tu corazónMuestra
Enséñame y encamíname – parte III
Afirma mi corazón
“Afirma todos los propósitos, resoluciones, y afectos de mi corazón en unidad, para temer y glorificar tu nombre”. Esta es una de las oraciones más importantes que podemos hacer. “Un corazón dividido es una gran maldición; afecto disperso es una plaga miserable. Cuando el corazón no está afirmado consigo mismo, la obra de la religión no puede continuar. La falta de decisión en la mente y la división de los afectos echan a perder cualquier obra. El corazón debe ser uno. Si esto es lo que está faltante, todo está mal” (Clarke).
La verdadera integridad viene de afirmar el corazón en Dios, para hacerlo uno – unificado e integrado, no dividido. La mejor acepción de la palabra integridad es ser una totalidad integrada, ser completo – no dividido.
Una persona que camina en integridad tiene la capacidad de vivir enfocado (no disperso), con el esfuerzo concentrado, con un sistema de prioridades claramente jerarquizadas en importancia. Eso evita la doblez de corazón, y la falta de consistencia y congruencia personal. Lo contrario, es el hombre de doble ánimo que es inconstante en todos sus caminos (Santiago 1:8).
Una persona que no logra andar en integridad termina por ser una persona disfuncional: dividida, no completa, ni plena; que no logra que todo lo que es, ande en forma armónica y equilibrada, vale decir, que los que es (cuerpo, alma y espíritu - pensamiento, emoción y voluntad) y lo que hace - roles (padre, hijo, trabajador, miembro de una comunidad, cónyuge, etc.) funcionen en armonía, como una totalidad en balance.
Esta intención de caminar en integridad requiere, por un lado, asistencia divina: que Dios afirme nuestro corazón en integridad; pero, por el otro lado, requiere disposición para andar en integridad, tal como David: "Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa" (Salmo 101:2).
Sin un corazón afirmado en y por Dios, es muy difícil apoyarse y confiar en Él.
Escrituras
Acerca de este Plan
No hay nadie más confiable que Dios. Él nunca falla, ni se equivoca, ni decepciona. Dios es ciento por ciento confiable. El proverbista consciente de que Dios es totalmente confiable, lanza el desafío de fiarse de Dios de todo corazón. Fiarse en Dios de todo corazón significa apoyarse, depender y confiar enteramente de él, sin ningún tipo de reserva ni dudas.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/