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"Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará con honor. Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes."  1 Pedro 5:6-7 NTV

Preocupación y ansiedad son enemigos de las oportunidades y nos quitan la alegría y la paz.

Vimos días pasados, que la palabra que usa el apóstol Pedro en nuestro versículo principal, en el original griego, es mérimna, de la que también podemos extraer el sentido de "dividir o fracturar el ser de una persona en partes"; el teólogo A.T. Robertson lo mencionó como "estar dividido en partes", lo que nos habla de estar dividido o separado internamente hacia diferentes direcciones; básicamente estar confundido o abrumado por diversas situaciones que no nos permiten tomar decisiones bajo un panorama más completo, sino que incluso un problema puntual pudiera alejarnos de todo lo demás en la vida.

¿Te has sentido así alguna vez? ¿Qué no sabes qué camino o decisión tomar? ¿Te has sentido con una mente dividida? ¡Eso sí que es estresante! ¡Cómo no sentir ansiedad en medio de tomas de decisiones!

Así es como la ansiedad trabaja en nuestro interior. Nos distrae de las cosas principales. Altera nuestro enfoque y nos paraliza. El temor por la ansiedad nos roba de oportunidades y nos quita la paz interior.

Por esto que un gran recordatorio para pelear contra la ansiedad o contra esta "mente dividida", será reforzar nuestras prioridades. Jesús dijo:  "Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten." Mateo 6:33 NTV

¡No se preocupen! Así es, son las palabras de esperanza de Jesús; porque nuestro Padre celestial sabe perfectamente lo que necesitamos. Muchas veces pedimos en oración lo que nosotros queremos, pero nuestro Padre celestial sabe lo que necesitamos. No siempre lo que queremos es lo que realmente necesitamos.

Prioridades: Busquemos primero el Reino de Dios. Su Reino es su gobierno o soberanía sobre todas las cosas; el mensaje de este Reino es el Evangelio: "Buenas Noticias" y el Evangelio es Jesús. Jesús es la buena noticia (Lucas 2:10-11). Busquemos que Dios sea quien gobierne en nuestras vidas, que Él sea nuestra prioridad, nuestro Rey.

Una gran forma de conectarnos más con Dios y Su Reino, es a través de la oración (Mateo 6:7-13), el estudio de la Biblia (Salmos 119:105) y sirviendo en una Iglesia local (Mateo 9:37-38, Efesios 2:10).