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ÁMATE, PORQUE FUISTE CREADA POR UN DIOS DE AMOR

¿Cuántas veces te has envuelto esta semana entre tus sábanas de “creo que no puedo, creo que no soy capaz, creo que no lo valgo”? ¿Te sientes cómoda estando ahí?

Como alguien que ha pasado bastante tiempo auto-flagelándose, puedo decirte que te entiendo. Sé que es nuestro lugar, o al menos lo hemos hecho nuestro durante mucho tiempo, tanto que el salir de ahí en ocasiones parece irreal; todo lo que está fuera de él parece serlo.

Una de las preguntas más habituales que cruzan por nuestra mente en momentos de enojo con uno mismo, frustración, depresión y ansiedad es “¿Realmente me amo? ¿Valgo tanto como para seguir con vida?” Es fuerte que lo diga, pero sucede...

Te pregunto, ¿amas a Dios? 

Quiero recordarte aquel versículo que dice “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Jn. 4:8 RVR95). Sabemos que Dios es amor, pero ¿cómo puedes decir o tan siquiera pensar que no te amas, cuando Él te ha hecho a Su imagen y semejanza? ¿Vales tanto como para seguir con vida? Sí, sí que lo vales, cada parte de ti es muy valiosa, porque costó un precio altísimo. 

Si no has pasado por una depresión tan fuerte como para poner en duda tu propia vida, dale gracias a Dios, y espero, de todo corazón, que te siga manteniendo fuerte y cuidando de ti, pero este mensaje también es para ti.

Dios, en Su enorme sabiduría, sabe todo lo que sientes y cómo ciertas situaciones pueden afectarte. Siendo tan sólo un ser humano, no hay manera de que seas perfecta… puedes tener tus debilidades, pero Dios no te ha dado espíritu de derrota.

Ora, habla con Él, pídele paciencia y sabiduría para manejar aquellas emociones que no comprendes, para despejar aquellas dudas que brotan en ti. No sigas escuchando las palabras que salen de tu mente o los ataques de tu corazón dolido. Háblale y escucha lo que quiere decirte. Porque te va a responder, te va a restaurar y vas a encontrar en ti una fortaleza inexplicable.