¿Puede Aún Confiar en Dios?Muestra

Cuando nos deleitamos en el Señor, no deseamos posesiones materiales, ni entrar en ninguna relación que dañe, de alguna manera, nuestra comunión con Dios. Recuerde la forma en la que se sintió cuando se enamoró por primera vez. Hacía todo lo que estaba a su alcance para que nada se interpusiera entre usted y su ser querido. Nada importaba tanto como mantener su relación tan maravillosa como lo fue el primer día que se enamoró.

Lo mismo sucede con aquellos que se deleitan en el Señor. Ellos no se interesan en nada que pueda llegar a limitar, entorpecer, impedir, o interferir su relación con nuestro Padre celestial. Solo querrán aquello que es bueno para esa relación.

Cuando buscamos al Señor y nos deleitamos en Él solo queremos lo que le complace y aquello que Él desea que tengamos. Y estaremos satisfechos por completo con lo que Dios nos da.

Como nos enseña 1 Juan 1.3: “… y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”. Se refiere a la comunión más importante. A conocer a Dios. A comunicarse con Él, mientras derramamos nuestro corazón ante su presencia y escuchamos su voz, su plan para nuestra vida y su propósito. A amarle con todo nuestro corazón y a percibir su inmensurable amor. A estar en paz con Dios al disfrutar de su paz en nuestra vida. A darle alabanza y a estar llenos de su gozo. A que estemos en una posición en la que podamos declarar “Mi Dios”. Eso es lo que significa tener comunión con nuestro Padre celestial.