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Día tres - Síntomas

Comenzaron los síntomas. Y aún sigo sin entender cómo funcionan. Nunca me sentí así. Mientras sostenía mi café, veía que el diccionario estaba en la mesa. Así que lo tomé y abrí para buscar esta palabra:

SÍNTOMA (sus) es un indicio o señal de una cosa que está ocurriendo o va a ocurrir.

Había pasado algunos días ya y mi cuerpo es un descontrol. A veces estoy bien, a veces no. Sin dudas, lo que está ocurriendo es el covid. Está pasando. Está en casa. Está en mí. Tenía todos los síntomas y no sabía cómo controlarlos. Pasaron los días y la palabra síntoma seguía resonando en mi cabeza. Me puse a pensar y preguntarme  si estoy teniendo síntomas, sus síntomas. Aquellos que Pablo describe en Gálatas 5:22. 

Si tengo amor, algo va a ocurrir.

Si tengo paciencia, algo va a ocurrir.

Si tengo dominio propio, algo va a ocurrir.

Si soy manso, algo va a ocurrir.

Necesitamos que la esencia de Dios esté corriendo por nuestras venas. Cuando eso pase, algo va a ocurrir. ¿De qué sirve tener muchos síntomas si no tengo el correcto? Si no tengo el síntoma de amar lo que papá Dios ama; de sentir dolor por lo que Dios siente dolor. 

Quiero amar. Quiero tener ese síntoma así produzca descontrol en mí. Porque cuando amo con el amor de Dios, mi orgullo, mi ego y mi egoísmo se destruyen. 

Llegamos al final de este devocional. Oro para que el Covid no llegue a tu casa. Y si lo hace, oro para que puedas acercarte más a Dios. Que puedas correr a sus brazos cuando sientas que no podés seguir. Te abrazo. Lucas.

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