El valor del sufrimiento en la vida cristianaMuestra

El sufrimiento es una parte importante en la vida cristiana

Para el cristiano el sufrimiento no es opcional, pues es inherente a la dinámica y vocación cristiana. En el Nuevo Testamento, los sufrimientos, la tribulación y la aflicción son una parte normal de la vida cristiana.

Jesús les prometió a sus discípulos que en el mundo tendrían aflicciones (Juan 16:33). Jesús nunca creó falsas esperanzas de que sus seguidores tuvieran una vida fácil. Se nos ofrece la paz, pero la tribulación es una promesa. Cuando nos volvemos cristianos tal vez podamos tener menos problemas, o mejor dicho tener mayor fortaleza para enfrentar los problemas, pero definitivamente los tendremos.

Un mundo caído que genera sufrimiento

Vivimos en un mundo caído, con condiciones de restricción, dificultad y riegos que genera oportunidades reales de aflicciones y sufrimientos. Muchos de los sufrimientos de los creyentes tienen que ver con el hecho de vivir en un mundo caído. Pero, además, nuestra vocación de fe, nos garantiza sufrimientos. Los expulsarán de las sinagogas, y llegará el tiempo en que quienes los maten pensarán que están haciendo un servicio santo para Dios (Juan 16:2)

Ahora, el sufrimiento no es estéril para los hijos de Dios. Tienen un valor práctico y terapéutico en la vida espiritual, y en las manos de Dios son un bisturí que corta con precisión. 

Además, ningún creyente está exento de ser probado en su fe, como una vía para lograr madurez de carácter (Santiago 1:2-4). Así, el sufrimiento nos madura para ser más perseverantes, aprender a perdonar, profundizar en nuestra santidad, crecer en nuestra fe, desarrollar amor, etc. “No solo eso, sino que nos regocijamos en nuestros sufrimientos, sabiendo que el sufrimiento produce perseverancia, y la perseverancia produce carácter, y el carácter produce esperanza, y la esperanza no nos avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Romanos 5: 3-5).

¿Cómo aprender a perdonar si alguien nos ofende o afrenta? ¿Cómo desarrollar perseverancia, si no  enfrenamos retos y desafíos? ¿Cómo desarrollar el gozo del Señor sin experimentar aflicciones? ¿Cómo desarrollar paciencia sin enfrentar contratiempos? ¿Cómo crecer en las profundidades de amor, sin aprender a ser tolerante y a no pagar mal por mal, sino con bien?