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Discernir entre el gozo y la felicidad

«No te preocupes, ¡sé feliz!». De la música popular a un eslogan cultural, este adagio se expresa en modo imperativo. Refleja la idea de que la felicidad se puede evocar mediante un acto de la voluntad. Sin embargo, la suposición predominante entre nosotros es que la felicidad es algo que nos sucede o que surge en nuestro interior. Es una experiencia pasiva. Puede que buscarla sea un proceso activo, ya que su búsqueda se considera un derecho inalienable de los estadounidenses, pero el asunto en sí suele verse como algo involuntario.

La Escritura habla acerca de la diferencia entre la felicidad y el gozo. El término «felicidad» tiende a ser más amplio que el término «gozo». La felicidad tiende a incluir una noción de contentamiento y satisfacción donde quizás haya también sentimientos de gozo. El gozo sugiere algo más intenso: una alegría profunda.

Si servimos a Dios sin gozo, hay un problema con ese servicio. Si el gozo no es algo que caracteriza nuestras vidas, pudiera ser una señal de que no somos cristianos en absoluto.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

¿Es el gozo una característica de tu vida?