En Jesús Yo SoyMuestra

Semana 1 - Día 2

En Jesús Soy Perdonada

Lectura: Efesios 1:7–8, 1 Juan 1:9

DEVOCIONAL: Efesios 1:7

“En Él tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia”

¿Alguna vez sentiste que tu identidad se quedó envuelta o atrapada en los errores de tu pasado, en vez de la esperanza de tu futuro? Aunque la mayoría de nosotras nunca nos presentaríamos ante las personas con una lista de nuestras faltas o pecados, probablemente nos hemos encontrado identificando a otras personas por lo que han hecho y cómo nos han lastimado, en lugar de quiénes son en realidad.

Cuando tomamos el tiempo de explorar lo que Dios dice sobre nuestra identidad, descubrimos que Él no nos ve como el mundo nos ve. Él ve nuestros corazones, y por medio de la muerte de Su Hijo en la cruz, podemos obtener una nueva identidad cuando le aceptamos como nuestro Salvador: perdonadas.

No somos perdonadas solo por las cosas pequeñas o de manera temporal. Cuando le pedimos a Dios que nos perdone nuestros pecados, Él lo hace completa y totalmente. Dios no trae a memoria esos errores del pasado, ni los usa en contra nuestra para definir quiénes somos. En Cristo, somos perdonadas.

La carta de Pablo a los Efesios contiene una hermosa porción de las Escrituras que los eruditos identifican como una doxología. En Efesios 1:3-14, Pablo alabó a Dios guiando nuestra atención a las cosas maravillosas que Él ha hecho por nosotras. Cuando pasamos tiempo recordando las cosas que Dios ha hecho por nosotras, la manera en la que planeó nuestra redención, todo lo que hizo para restaurar nuestra relación con Él, y el perdón que se nos ofrece por medio de Jesús, la respuesta debe ser agradecimiento y un deseo de ofrecer ese mismo amor y perdón hacia los demás.

Cuando vivamos como hijas de Dios totalmente perdonadas, nuestro corazón rebosará de gratitud por el regalo que Dios nos ha dado, y podremos perdonarnos a nosotras mismas y a los demás.

Oración

Dios, te doy las gracias por el perdón que me ofreces por medio de Jesús, gracias por la restauración que él trae a mi relación contigo. Ayúdame a considerarme “perdonada” como parte de mi identidad y que pueda pasar este hermoso regalo a los demás libremente. Amén.