Cómo obra la fe: Un estudio de SantiagoMuestra
¿Cómo obra la fe cuando estás enojado?
Desde el estante de revistas de la línea de pago del supermercado hasta los programas de entrevistas en la radio, y la sección de comentarios de ese último y controvertido artículo de blog y la televisión de opinión política, nuestra cultura está saturada y obsesionada con expresar el último furor del momento. Todos tienen un abogado argumentativo en el interior que está sentado en el trono de sus corazones.
Ya sea que las palabras de enojo se pronuncien o se hiervan a fuego lento bajo la superficie de un semblante tranquilo, todos hemos caído en la trampa de alzar la voz con ira. Santiago tiene una buena palabra para nosotros: escucha, cálmate, enfría tus motores, muerde tu lengua y mejor vete de ahí antes de comenzar a hablar algo que después te arrepentirás. De lo contrario, tu religión no tiene valor.
Como alguien que ha cometido muchos errores a lo largo de su vida, las palabras de Santiago me recuerdan a muchas palabras que no debí haber dicho. ¿Y a ti? ¿Te recuerda a algún mensaje de texto, correo electrónico, publicación en redes sociales, mensaje de voz o conversación que, una vez que te calmaste, te habría gustado poder retroceder en el tiempo y borrarla?
Santiago instruyó a los cristianos sobre cómo escuchar, hablar, expresar la ira de manera constructiva, ser puros y sin mancha y practicar una introspección saludable para evitar el autoengaño. Una cosa que he aprendido a la fuerza es que nuestra primera reacción suele ser en la carne, y responder en el Espíritu toma un poco más de tiempo.
Para ser claros, Santiago no es un cobarde que teme decir cosas difíciles, ni un adulador que manipula a las personas con solo sonreír y citar tarjetas de felicitación motivacionales. Santiago nos enseña cómo evitar convertir las pruebas en tentaciones con su sabiduría con respecto a la forma de hablar y obedecer. Si permitimos que nuestro enojo nos controle, no escucharemos verdaderamente a las personas y pecaremos en nuestro enojo. Como también nos dice Proverbios 15:1: “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego”. El propósito de Dios no es que ganemos la discusión, sino que también ganemos a la persona con la que estamos discutiendo. Para hacer eso, debemos tener cuidado de lo que decimos, cuándo lo decimos y cómo lo decimos.
La religión dice mucho, pero hace poco. Santiago cambia el guión y nos dice que lo que realmente creemos se revela más claramente en las vidas que vivimos que en las palabras que hablamos. Después de todo, se dice mucho más de lo que se hace. Judas sirve como un ejemplo doloroso, ya que ayudó a dirigir el ministerio de Jesús, orando oraciones y cantando canciones, mientras robaba dinero.
Como cristianos, si decimos que aceptamos la Palabra de Dios, significa que también debemos vivir de acuerdo a ella. De lo contrario, nos convertimos en hipócritas señalando la astilla de aserrín en los ojos de otros, mientras contemplamos las vigas de madera que hemos recolectado en el nuestro. Si solo escuchamos o leemos Su Palabra, pero no meditamos en ella y permitimos que nos cambie, Santiago dice que nuestra “religión no sirve para nada”. Algunas personas necesitan más información, necesitan leer más la Biblia, estudiar más y aprender más. Muchas, si no la mayoría de las personas, necesitan más obediencia: deben actuar de acuerdo con lo que ya saben antes de aprender cualquier otra cosa.
Puede que sepamos mucho sobre la Biblia, pero nuestras acciones mostrarán lo que creemos verdaderamente. Charles Spurgeon, el gran predicador que fue un poco como un francotirador en el Espíritu, dijo una vez: “Si tu religión no te hace santo, te condenará. Es simplemente un espectáculo pintado para ir al infierno”.
Para que esto sea lo más práctico posible, considera estos ejemplos: Ir al gimnasio no te sirve a menos que hagas ejercicio. Comprar vitaminas no te sirve de nada a menos que te las tomes. Tener un cinturón de seguridad no te sirve de nada a menos que lo abroches. Y poseer una Biblia no te sirve de nada si no la obedeces.
¿Qué cosas sabes que debes comenzar a hacer o dejar de hacer, y simplemente debes obedecer y hacer que suceda?
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Te has preguntado cómo habría sido compartir un dormitorio con Jesús cuando eras niño? El increíble y práctico libro de Santiago, escrito por uno de los hermanos de Jesús, ofrece un vistazo de Jesús del punto de vista de un miembro de su propia familia. En este plan, estudiarás los escritos de Santiago y cómo presenta de manera práctica a Jesús como el Señor y el objeto de nuestra fe.
More
Nos gustaría agradecer a Mark Driscoll por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://realfaith.com/