Punto Y Coma... Tu Historia No Ha Terminado TodavíaMuestra

Dios sigue abriendo camino sobre las aguas

Cuando estamos en medio del dolor, cuando alguien nos ha roto el corazón o nos ha traicionado, cuando perdemos algo o alguien que valoramos, cuando todos nuestros esfuerzos parecen no dar resultados; cuando entramos en quiebra o nos dan un diagnóstico médico desfavorable, el tiempo parece correr lentamente y se nos puede olvidar que todos los malos momentos tienen un final.

Recientemente pasé por días que me hicieron sentir como si las manecillas del reloj comenzarán a correr más lento. En la misma semana, Ericka, la esposa de mi hermano, comenzó a tener dolores tan fuertes en las articulaciones que le fue imposible pararse de la cama y terminó pasando diez días en el hospital, entre idas a Urgencias y hospitalización, mientras un grupo de doctores buscaban la causa.

Al mismo tiempo, Ángel, un amigo muy querido, llevaba varios meses con un dolor muy fuerte en la mandíbula, y debido a que anteriormente había padecido cáncer, cuando los doctores revisaron las radiografías y vieron una pequeña mancha sospecharon que la enfermedad había vuelto. 

En medio de esta tormenta Dios puso en mi corazón la siguiente frase “yo sigo abriendo camino sobre las aguas”, seguramente si conoces algo de historias bíblicas, cuando hablo de "abrir aguas" piensas en Moisés abriendo el mar para liberar al pueblo de Israel.

Pero en esta ocasión Dios me llevaba a otra historia en la Biblia, al libro de Josué, en donde Dios abrió un río, y Josué pudo ver aguas abiertas de manera milagrosa por segunda vez en su vida, solo que ahora de manera muy diferente, pues Moisés, el libertador de Israel, el hombre de fe a quien Dios usaba para hacer maravillas y milagros había muerto, tampoco estaba la vara que parecía ser la herramienta favorita de Dios y de Moisés. Lo único similar era la presencia de agua, es decir, un obstáculo, problema, circunstancia o “tormenta” que impedía que el pueblo de Israel avanzara. Pero ahí estaba el Dios que abre mares y ríos. 

Y fue precisamente eso lo que Dios hizo en esa semana con Ericka y con Ángel. Con él, volvió a hacerlo, lo había sanado de cáncer antes y ahora el diagnóstico era negativo; y con Ericka fue abriendo mares todos los días, primero, haciendo que se sintiera mejor, luego descartando cáncer y después de muchos estudios, logrando un diagnóstico acertado, además de un seguro de gastos médicos que finalmente resolvió a su favor. 

Esto no quiere decir que ambos no tengan que llevar tratamientos incluso de por vida, pero saben que nuestro amoroso Dios les seguirá abriendo aguas por siempre. Al igual que contigo, él no tiene límite para que puedas cruzar cualquier río o cualquier mar.