Contra las cuerdasEjemplo

EL MOMENTO PARA LUCHAR CON DIOS

 — Llevo toda la vida huyendo de algo y Dios todavía no quiere luchar conmigo.

Bien, esa podría ser la inquietud de muchos. Pero, ¿cuándo es momento de luchar con Dios? Te responderé sin rodeos: cuando estás a solas con él, cuando hay comunión.

Antes que estos muchachos se trabaran en combate, se encontraban a solas. Lea el capítulo completo: Jacob hizo pasar a todos. No estaban los siervos, tampoco la familia. 

Busca esta intimidad, la que te permite libertad de comunicación con su Espíritu Santo. El lenguaje que se cultiva a solas tiene efectos entre la multitud. Piénsalo un momento: ¿tienes algún amigo, amiga, familiar con el que pases tiempo? ¿Te has descubierto, a veces, actuando o hablando como él o incluso haciendo sus gestos? Nos parecemos a aquellos con quienes pasamos tiempo. A veces me río y descubro que me reí como mi hermano (cualquiera de los 4). A veces me expreso como mi esposa.

Cultiva esa intimidad con Jesús. Que la gente que te vea note que te pareces a él. Mira lo que pasa en el Salmo 115, cuando enumera los ídolos. Ve al verso 8: 

“semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos”.

No te engañes, es imposible de disimular: te pareces a lo que adoras. Tu vida toma la forma de lo que hay en tu corazón. Anida en él la Palabra, pasa tiempo con el Espíritu Santo, te parecerás a Jesús.

“Dios, moldéanos para ser como Jesús”