Cómo aplicar la gracia en el ministerioMuestra

La gracia en el evangelismo

El evangelismo se refiere a la difusión del evangelio: la buena noticia de que Jesús murió para pagar la pena por nuestros pecados y resucitó para ofrecer salvación eterna a todos los que creen en él. El evangelio no exige nada a la persona no salva excepto creer en Cristo. 

Hay muchas maneras de compartir el evangelio. Algunas presentaciones populares hacen un mal uso de las Escrituras y las ilustraciones. Muchos terminan pidiéndole a la persona no salva que haga algo además de creer: que se bautice, que guarde los mandamientos, etcétera. Pero cualquier cosa que una persona deba hacer además de creer pervierte el evangelio de la gracia. Nuestra prioridad debe ser comunicar que la salvación por la gracia es sólo a través de la fe y sólo en Cristo. Mantén la gracia libre y la fe simple. Algunos pasajes que muestran que la fe sola es necesaria son Juan 3:16, Hechos 16:30-31, Romanos 3:21-24, Gálatas 2:16 y Efesios 2:8-9.

Nuestros motivos y manera de evangelizar deben mostrar la gracia de Dios. Tristemente, algunos predican por ganancia egoísta o en contienda y competencia. Pablo es nuestro modelo; no aceptes dinero para evangelizar ni tomes atajos, haciendo mal uso de la Palabra de Dios. Las aberraciones, como el evangelio de la prosperidad que promete salud y riqueza a los que creen, no reflejan la gracia desinteresada de Dios, sino la codicia egoísta de la humanidad.

Nuestra actitud y conducta deben reflejar la gracia. El evangelio no nos hace mejores que los incrédulos; sólo nos hace perdonados. Debemos ser humildes. Cuando nuestra conducta y nuestras palabras estén templadas por la gracia, atraeremos a la gente en lugar de repelerla.

Acepta a los incrédulos como lo hace Dios. El cambio de vida no es necesario para que reciban la salvación, sólo la fe lo es. Dios los transformará después. Dios ama a todas las personas y quiere que se salven, así que comparte el evangelio con todos (2 Corintios 5:14-15; 1 Timoteo 2:3-6). Jesús cruzó las fronteras para llevar el evangelio a los samaritanos a través de una mujer pecadora. Refleja su misma pasión por compartir el evangelio.

Dios obra en las personas para llevarlas a la fe (Juan 6:44; 16:8-11; 2 Corintios 4:1-6). Nosotros cooperamos con él mediante nuestra disposición para ir y testificarles. La oración es primordial. Pide a Dios que su evangelio llegue a los perdidos y ora por audacia, oportunidades y claridad en el evangelismo.

La gracia en el evangelismo se demuestra con un evangelio claro y libre, con motivos puros, con una conducta irreprochable, con una actitud humilde, con una pasión por compartir con todos y con una dependencia de Dios en la oración.