La Fuente De La EsperanzaMuestra

¿Te emociona la Navidad? 

“También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.” (Rom. 5: 3-5).

Los niños se emocionan con la llegada de la temporada navideña, pero en oportunidades no pasa lo mismo con los adultos debido a todos los compromisos que trae consigo estas festividades, matriculas e inscripciones para el nuevo año escolar de nuestros hijos, la compra de regalos navideños, programación de vacaciones y mil cosas más.

Aunque podemos sentirnos cargados por alguna situación en particular, bien sea la salud de un familiar o la pérdida de empleo de algún ser querido, debemos tener presente que si la navidad nos recuerda la llegada de Jesús a la tierra fuente de toda esperanza y la esperanza que Él nos ofrece brinda emoción, entonces necesariamente la esperanza que Dios pone en nuestros corazones despierta en nosotros la expectativa del amor divino que desea bendecirnos de formas imaginables.

La Biblia es enfática al recordarnos que el verdadero amor "todo lo espera” y al final de este hermoso texto dice “pero ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor; pero el mayor de ellos es el amor" (1 Cor.13:7,13). 

Alguna vez te has preguntado ¿Por qué la fe, la esperanza y el amor son las mayores virtudes? Has considerado, que en lugar, de que la fe, la esperanza y el amor sean algo que hacemos para agradar a Dios, más bien sea algo que recibimos de Él como la gracia, porque Dios nos ama, eterna y tiernamente.

La esperanza también puede ser una recompensa de la fe que agrada a Dios y en respuesta a esa fe, Dios nos bendice. 

Por tanto, querido amigo, Dios no te está pidiendo que tengas mucha fe o mucha esperanza, Él solo espera de ti de que le ames y creas en Él aún en los tiempos de desesperación. Sabes por qué Él espera esto, porque la esperanza de Dios no desilusiona, debido a que Su amor ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.