Somos completos en JesúsMuestra

Jesús venció al pecado y a la muerte

Cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de los muertos, venció al pecado y a la muerte. Tomó autoridad sobre todo principado y potestad. Hoy nosotros, los que estamos en Cristo, somos coherederos de esa victoria junto con Cristo. Él nos hizo partícipes de su gran victoria y el poder, que resucitó a Jesús de la muerte, es el mismo que hoy vive en nosotros. Hoy podemos tener la certeza de que somos más que vencedores por medio de Cristo Jesús. Hemos sido empoderados para hacer grandes cosas en la tierra para la gloria de Dios. Vivamos por fe.

Es importante que entendamos que a los hijos de Dios se nos ha dado todo que pertenece a la vida. Somos completos en Jesús y su promesa es que nos suple todo conforme a sus riquezas en Gloria. Esta promesa tiene un propósito: primero, para atender nuestras necesidades personales; segundo, para ser de bendición a otros. Somos llamados a ser como Jesús en todo. Dios dio todo por nosotros, nos dejó el mejor ejemplo de generosidad. De esa manera somos bendecidos para ser generosos. Dios nos llamó a una vida de excelencia y de generosidad que debemos vivir. Todo es de él, por él y para él. Entregó su vida por nosotros.

La Palabra de Dios es poderosa, viva y eficaz. Siempre cumple su propósito en nuestra vida y en el que la escucha y la recibe. La Palabra inyecta fe y esperanza al que lo necesita. Es más cortante que una espada de doble filo y penetra hasta los tuétanos de nuestros huesos. La Palabra nos limpia y purifica, en la medida en que la leemos nos renueva la mente y nos alinea al propósito de Dios. La Palabra de Dios es nuestra guía y es una lámpara que da luz a nuestro camino. Sin duda está viva y debe ser parte de nuestro diario vivir. Cuando la leemos con entendimiento podemos conocer sobre el sacrificio que realizó Cristo al pagar con su vida el precio de nuestros pecados y cómo somos completos en Cristo. Te invito a dejar que cada día se cumpla su propósito en ti.

Oremos

Padre celestial te alabo en esta hora por el gran amor con que nos amaste a través del sacrificio perfecto de Cristo Jesús. Gracias por darnos vida cuando estábamos muertos y sin esperanza, gracias por tu Palabra que es viva y eficaz. Te alabo por tu propósito eterno, porque se trata de ti y todo es para ti. Gracias por completarme en Cristo.