Día 3: Romanos 12:2

Cuán clave es entender que dominar la mente es requisito para abrazar la transformación. Interesantemente, la mente carga el poder para abrir camino a la realidad de tu perspectiva y trae a pública existencia los más íntimos pensamientos. Por ello, cada día es un nuevo reto.

Debemos tener claro que necesitaremos estar equipados con una mentalidad positiva, anclada en fe y esperanza, para vencer lo que se interponga en nuestro camino y, como resultado, avanzar hacia la transformación. El comienzo de tus días debe ser con una declaración que reafirma tu capacidad de lograr el cambio deseado a través del Padre, reconociendo que Él solo desea “lo bueno, agradable y perfecto” para tu vida. Abre tu corazón, descarta los pensamientos y los sentidos de incapacidad, insuficiencia e incompetencia, y abraza tu identidad como hijo del Eterno. Repite conmigo:

Padre, hoy descarto todo lo que me hace sentir incapaz de caminar como Tú me ves. Desarraigo toda mentira del infierno sobre mi vida para caminar en Tu verdad, y abrazo Tu voluntad que es buena, agradable y perfecta. Aunque el camino ha sido difícil, confío en Ti. Deposito mis cargas ante tus pies y me anclo en la esperanza de Tu infinito amor. Mi mente es Tuya, y hoy cancelo todo pensamiento contrario a lo que has destinado para mí. Gracias por amarme y verme en mi estado cumplido. Recibo y entro en el nuevo tiempo de transformación y avance que me espera. Te amo. Todo lo que soy es Tuyo. Amén.

Que tu mente sea renovada y tus fuerzas recargadas. ¡No te rindas! Recuerda, la transformación es un proceso que requiere esfuerzo y no se realiza del todo a corto plazo. Al contrario, este proceso se trabaja día a día, y a medida que se vaya fortaleciendo tu relación con el Padre, dejar lo viejo y adaptar lo bueno será aún más fácil. Para mí, es un gozo saber que vas camino a lo que el Eterno desea para ti. Y por último, que nunca se te olvide cada día es un regalo de Dios. ¡Me atrevo a creer contigo que de hoy en adelante caminarás en el diseño de hijo! Te amo, hermano(a), y estoy orgulloso de ti. ¡Este es el comienzo de tu mejor tiempo!