Colaboradores De Cristo Muestra
Cuéntame tu historia
Es estupendo conocer a gente nueva. Cuando nos sentamos a hablar con una persona que estamos conociendo, intentamos absorber lo más que podamos, todo lo que define a esa persona. Las preguntas vuelan de un lado a otro de la mesa y se toman notas mentales.
Si yo te dijera: «Cuéntame tu historia…», ¿qué me dirías?
El apóstol Pablo viajó con Silas por Asia Menor difundiendo el evangelio, a un cierto punto de su recorrido llegó a una ciudad llamada Filipos, una colonia romana. Allí conoció a tres personas que recibieron con gusto la buena noticia de la salvación y comenzó a entablar una larga amistad con ellos.
Diez años después, Pablo les escribió una carta. Y de ser tres personas, ya habían crecido hasta convertirse en una iglesia completa.
¿En qué consistía la historia de ellos?
La primera persona era Lidia, una comerciante de textiles costosos. Era una mujer rica. Estaba orando con otras mujeres en un lugar público cuando Pablo llegó y compartió el evangelio con ellas. Ella creyó junto con su familia y le pidió a Pablo que se quedara en su casa.
Otra persona era una esclava. En contraste con Lidia, ella debe haber estado en lo más bajo de la sociedad. Estaba sola, indefensa y poseída por un espíritu de adivinación; sus amos se beneficiaban mucho de ella. Cuando Pablo expulsó el demonio que la había poseído, quedó completamente libre.
El tercero era un carcelero que escuchó el evangelio en la cárcel, donde Pablo y Silas estaban retenidos por liberar a la esclava. Hubo un terremoto mientras que Pablo y Silas estaban cantando en la cárcel. Todas las puertas se abrieron de golpe. El carcelero estaba a punto de quitarse la vida, pensando que los prisioneros habían escapado, pero Pablo y Silas lo detuvieron. Quedó tan impresionado que los invitó a su casa y él y toda su familia decidieron seguir a Jesús.
¿En qué consiste tu historia?
Tal vez no sea tan dramática, sin embargo, un día, Dios vino y te tocó. Al igual que las historias de Lidia, la esclava y el carcelero, tu historia también tiene valor. Compártela con otros.
Señor, tú llegaste a mi vida. Por gracia, me diste un nuevo comienzo. Lo cambiaste todo y me cambiaste a mí. Hoy te pido, desde el fondo de mi corazón, que me ayudes a alcanzar a otros que te necesitan tanto como yo cuando te conocí. Gracias por tu paz y tu gracia.
Escrituras
Acerca de este Plan
La esencia misma de nuestra existencia es que fuimos creados para Dios. Por eso nos sentimos más realizados, felices y satisfechos cuando estamos en el centro de su voluntad, haciendo aquello para lo que nos creó. Para ello, necesitamos su guía. ¿Hacia dónde debe apuntar nuestro propósito diario? En este primer capítulo de Filipenses, encontramos una brújula confiable. ¿Listo?
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Nos gustaría agradecer a Grace School of Theology por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.gsot.edu/center/ |