Poniendo en Práctica El Ejemplo De Cristo Muestra

Conducta mundana

La perspectiva correcta hace toda la diferencia del mundo. Ver las cosas en la perspectiva adecuada puede cambiar nuestra forma de pensar y, en última instancia, nuestras respuestas a las cosas que nos rodean. En su carta a los filipenses, Pablo proporciona la perspectiva correspondiente a quiénes son y cómo deben comportarse. Se refiere a la iglesia como colaboradores del evangelio y partícipes de la gracia.

En Filipenses 1:9-10 aprendemos que Pablo ora para que el amor de los filipenses abunde en conocimiento y discernimiento, para que busquen las cosas importantes de Dios. Si estás familiarizado con la Palabra o has sido un seguidor de Cristo durante un tiempo, conocerás esta declaración fundamental hecha por Pablo: «… para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21 NVI), el escenario definitivo en el que todos ganan. Pablo está llamando a los colaboradores filipenses, orando por ellos, diciéndoles que busquen cosas importantes. Luego, les dice que la vida es Cristo. Para luego pasar al punto crucial de la carta: «Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo» (Filipenses 1:27 NVI).

Una conducta digna es aquella que expresa el valor de Cristo. No es una conducta buena llevada a cabo por culpa u obligación, sino por gratitud por lo que Cristo ha hecho.

Pablo anima a los creyentes a permanecer en un mismo espíritu y a luchar con una sola mente por la fe del evangelio. Él sabía que la división y la falta de unidad habían estallado en la iglesia. Por lo tanto, quería que los filipenses se comportaran como ciudadanos del cielo (Filipenses 3:20). Nuestra ciudadanía está en el cielo, nos ha sido dada por gracia, por quién es Cristo y por lo que hizo. No nos ganamos ni compramos esta ciudadanía.

Como somos ciudadanos del cielo, nuestro comportamiento debe ser digno del cielo. Tenemos la buena noticia del evangelio, así que esforcémonos juntos por tener y ser de una sola mente. Permanezcamos firmes, en unidad, en el terreno que Cristo ya ha tomado para nosotros. Se nos ha concedido, en nombre de Cristo, no solo creer en Él, sino también de sufrir por su causa (Filipenses 1:29). Esta es la perspectiva que Pablo comparte con la iglesia.

La conducta aconsejada por Pablo tiene que ver con la unidad, no con la uniformidad. Podemos tener el mismo amor y un mismo pensamiento mostrándolo a través de la humildad y la unidad. Pensamos y actuamos como Cristo cuando nos humillamos y nos preocupamos por los demás.