Enfrentando temor en el muro

La vida está llena de distracciones que obstaculizan nuestro desarrollo espiritual, y para muchos de nosotros, una de estas distracciones es el temor. Igual como corredores de maratón que chocan contra un muro, permitimos que el miedo nos detenga en seco. Es abrumador, y con frecuencia uno se siente fuera de control. Cuando sentimos un peligro, ya sea real o percibido, nuestras mentes y cuerpos pueden paralizarse por el miedo.

¿Cómo avanzamos cuando el temor se apodera de nosotros? ¿Cómo se ve tener una resistencia espiritual que eclipsa el temor?

En Marcos 4, vemos a los discípulos de Jesús experimentando un miedo abrumador. Una tormenta feroz se levanta inesperadamente alrededor de su pequeño bote mientras cruza el Mar de Galilea. Como pescadores, los discípulos están acostumbrados a estas tormentas repentinas, pero siendo ésta especialmente violenta, temen por sus vidas.

Jesús, con ellos en la barca, está durmiendo sobre un cojín mientras la tormenta se desata. Al despertarlo, los discípulos lo acusan de no importarle que se encuentren en una situación que amenaza sus vidas. ¿No te importa si nos ahogamos?

Jesús se levanta, ordena a la tormenta que se detenga y luego les pregunta a sus amigos. ¿Por qué tienen tanto miedo? Aquí, Jesús es la imagen de la calma y la serenidad. ¡El viento y las olas que él creó no son rival para él!

¿Cuántas veces se nos acercan las tormentas de la vida cuando asumimos que serían faciles de navegar? Mantener la firmeza frente al temor comienza con creer que Jesús no se toma desprevenido por los peligros que enfrentamos. Más que eso, se preocupa por lo que estamos pasando y tiene el poder de silenciar cada tormenta.

Reflexión: ¿Qué situación acelera mi frecuencia cardíaca y pesa mucho en mi pecho? Cuando el miedo se apodera de mí, ¿me apresuro a asumir que a Dios no le importa lo que estoy pasando?

Oración:Jesús, gracias por estar a mi lado en mis momentos más aterradores. Cuando el temor se apodere de mí, ayúdame a confiar en que nada está fuera de tu control. Confío que te preocupas por mi situación, eres más fuerte que cualquier peligro que pueda enfrentar y que me fortalecerás para capear la tormenta.