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Con los amigos

El ser humano fue creado como un ser social, no para ser un ser aislado, desde los comienzos Dios hizo provisión para esta necesidad. Cuando Adán desempeñaba el trabajo que se le había dado de poner nombres a los animales, noto algo interesante, para cada ser creado había una pareja, con la que se complementaba, Adán vio que para él no había así que Dios puso manos a la obra, creando a la mujer de una de sus costillas. Génesis 2:21.

Este texto tiene muchas aplicaciones teológicas y prácticas, pero solo lo tomaré como referencia al hecho de que el hombre no fue creado para estar solo.

Si bien las buenas relaciones comienzan con una amistad e incluso los matrimonios, hay amistades buenas, también amistades malas que deben reconocerse para agradecer a Dios por ellas o para pedir por ellas.

La biblia aconseja que debemos procurar estar rodeados de amistades sinceras, y buenas, no de aquellas que nos llevan al pecado y perdición. Un amigo no es aquel que te pide que hagas cosas indebidas, si te lleva a ir en contra de los principios divinos entonces esa no es una buena amistad y lo mejor sería alejarse.

¿Pero qué hay de aquellas que siempre nos ayudan y nos escuchan? Esas amistades que siempre están con nosotros en la buenas y en las malas, le haz agradecido a Dios por tus amigos, tanto los buenos como los malos. Si Dios nos hizo seres sociables ¿no deberíamos llevarnos bien con todos? ¿ser luz de las tinieblas, y sal del mundo?

No solo agradezcas por tus amistades, si no están dentro de la iglesia de Dios, trabaja en ellos para alcanzarlos, y que puedan ser salvos. Disfruta a tus amigos, disfruta de una reunión, pasándola bien. Si tampoco asistes a una iglesia, recuerda que ahí también encontrarás a grandes personas, amistades con propósito, y siempre recuerda que el mejor de todos los amigos es Cristo Jesús, y no solo eso es el único que puede decir: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28.