La OraciónMuestra

Orando y Comparándome

Hay comparaciones terribles, especialmente en el campo espiritual. En la oración cuando de repente sentimos esta autosatisfacción “Yo sé orar mucho mejor que fulanito o fulanita que recién comienza en la fe; yo oro tanto tiempo de rodillas; yo paso tantas veces vigilias de ayuno y oración” y me comparo con otros, entonces, me siento satisfecho conmigo y digo que soy mejor. Pero a Dios eso no le impresiona, pero para nada, al contrario, le ofende. ¿Con quién podemos compararnos cuando oramos?

2 Crónicas 7:14, cuando nosotros nos comparamos con Dios entonces nuestro rostro se va hacia abajo, entonces nos inclinamos porque comparándonos con Su santidad, con Su pureza, con Su gloria, con Su poder, con Su eternidad, con Su amor, encontramos que somos muy, muy pequeñitos y que hemos pecado pero millones de veces contra Él; vivimos ofendiendo Su santidad, no tendríamos ningún derecho por nosotros mismos de usar Su nombre en nuestra boca contaminada. Entonces nos humillamos ante Él a tierra y Él comienza a escuchar nuestra oración porque nos tiene misericordia, porque se acuerda que somos polvo, porque nos ama, porque nos quiere tener a Su lado.

Señor, perdona nuestra soberbia espiritual en muchas ocasiones cuando hemos orado a Ti, comparándonos con otros por ciertas cosas que no tienen sentido. Danos la gracia de humillarnos ante Ti y que escuches nuestra oración. En el nombre de Jesús, amén.