Todo Comienza Con Un SueñoMuestra

¿Cuánto tiempo transcurre hasta que otros se dan cuenta que caminas con Dios?

José cayó en gracia a los ojos de Potifar. La diferencia no la hicieron los talentos y dones, los cuales tenía de sobra, sino la presencia de Dios en su vida.

Potifar pudo reconocer que Dios estaba con José. La presencia de Dios era notoria en él. Es tu responsabilidad cuidar la presencia de Dios y cerrar puertas que atenten contra tu comunión y los sueños que Él sembró en ti.

En las noches más oscuras, Dios sigue estando allí cerca de ti. Dios sigue siendo Dios aún en desiertos, silencios, crisis, fracasos y frustraciones tal como lo experimentó José.

Bienvenido al gimnasio de los soñadores: Las pruebas.

¿Cómo va tu entrenamiento?

El entrenamiento de José era intenso y doble turno. Desprecio familiar, falsas acusaciones, injusticias y una extraña sensación de confusión. Pasó de recibir un sueño de Dios, a encontrarse con la tierra fría de un pozo. De mayordomo de la casa de Potifar, a la cárcel. No tenía manera de aburrirse. No lo merecía, no eran consecuencias del pecado. Solo era puro entrenamiento a su fe.

Se cuenta que una sequía afectó una región importante de naranjos. Pero algo llamaba la atención, se destacaba un sector cuyos árboles permanecían verdes y fructíferos, mientras que alrededor, los otros estaban ya secos y sin fruto. Cuando entrevistaron al agricultor, él develó su secreto: Mis árboles sobreviven mucho más tiempo porque cuando eran jóvenes solía dejar de proveerles agua para que echaran raíces más profundas para encontrarla. Ahora mientras todos se secan, mis árboles beben agua de una fuente mucho más profunda. ¿Moraleja?

¡Las pruebas nos deben llevar a vincularnos con Dios más profundamente! Y no a quejarnos o bajar los brazos. ¡Sigue entrenando, que viene lo mejor!

No tenemos permiso del cielo para retroceder, no abandones los sueños de Dios para tu vida.