Lo que me dice el mundo

El día anterior expusimos el porqué siempre será imposible definirnos con base a un mundo inestable. Este día queremos qué identifiques que voz estás escuchando, ¿qué te está diciendo el mundo que haz adoptado en tu corazón?

Sabemos que Moisés fue un gran profeta, liberó al pueblo hebreo y tenía una gran comunión con Dios. Sin embargo, en Éxodo 4:10 podemos ver las dudas e inseguridades que llegó a sentir Moisés al escuchar el propósito que Dios tenía en su vida. Su propia voz y las opiniones que las personas le imponían habían sido suficientemente ruidosas para que él no creyera en lo que Dios le tenía preparado. En los versículos 11-12, Dios responde a Moisés: “¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?. Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que hayas de hablar”.

La gente nos dice constantemente, y de distintas formas, lo lejos que estamos de tener relevancia en el mundo. Esta voz se vuelve tan fuerte y lo dice de manera tan alta que ensordece lo que la voz de Dios nos dice. Sin darnos cuenta lo único que escuchamos es “no vas a poder”, “no eres suficiente”, “¿ya te viste? No lograrás nada luciendo así”.

El mundo nos compara, subestima y menosprecia, siempre recordándonos por qué no podemos lograrlo, por qué no somos amados, por qué no valemos. Es fácil hacernos creer que necesitamos de algo para ser amados, escuchados o “importantes”. Pero Dios te dice “Yo te cree, eres mi hijo”, necesitamos saber que Él nos escogió, Él nos formó y vio aún antes de nacer. Depender de lo que Él nos dice y no dudar, tal como lo hizo Moisés. Entonces la voz del mundo se hará cada vez más baja, hasta que un día solo escuchemos lo que Cristo nos habla.