La vida de un líder de alabanzaMuestra

Habitar y refugiarte

"Anhelo habitar en su casa para siempre y refugiarme bajo la cubierta de tus alas" (Salmo 61:4).

Es reconfortante saber que, a pesar de que podemos pasar momentos de dolor, Dios está siempre presente para vernos con gozo. Somos capaces de cantar canciones de alabanza porque Él hace nuevas todas las cosas. Incluso cuando nos sentimos abandonados, nunca estamos sin el Señor. 

Nuestra adoración a Dios es dirigida por Su verdad y lo hace posible a través de Cristo. Él también utiliza nuestras emociones humanas para acercarnos y llevarnos a la confesión. 

En este Salmo, David sigue sufriendo por su pecado en el Salmo 51. Él está llamando a Dios por la seguridad de Su favor. Él desea habitar en el tabernáculo de Dios por seguridad. Al mismo tiempo, recuerda que su refugio sólo se encuentra en Dios. 

Hoy en día, ya no tenemos que buscar un tabernáculo o el sacrificio de un animal para acercarnos a Dios. A través de Cristo, nuestros corazones se han transformado en el lugar de Su morada. Ahora llevamos el tabernáculo de Dios, el cual Él se ha convertido en nuestro refugio y descanso. David anhelaba y hablaba de una morada celestial en la presencia de Dios para siempre. Ahora, Su presencia se puso a nuestra disposición hoy, y nuestro lugar está reservado en el cielo como nuestra última morada.  

Los que habitan en el tabernáculo de Dios viven en Su seguridad y deleite. Incluso en tiempos de dificultad, el Señor es nuestra fuerza y renueva nuestras caras cada día, dando cantos de alegría al corazón.