La vida de un líder de alabanzaMuestra

Una mesa de misericordia 

Dios desea una mesa de Misericordia, no un escenario de entretenimiento. Algunas veces, se siente como que todo el peso está sobre nuestros hombros. Enfrentamos pensamientos como: ¿Qué pasa si no les gustan las canciones?, ¿Qué pasa si no cantan?, ¿Realmente toman en serio la alabanza? 

El servicio de alabanza no fue originalmente diseñado para impresionar a la gente, sino para honrar y servir a Dios a través de la lectura, oración y adoración en unidad. Juntos, ofrecemos confesión de pecado, agradecimiento, alabanza, canto y servicio. 

Si nuestro propósito como iglesia son los “números” por la asistencia, entonces no somos diferentes de los cambistas de dinero que Jesús confrontó en el templo. ¿Necesita Dios venir y voltear nuestras mesas de dinero y orgullo para que sean cambiadas por mesas de sacrificio de Cristo y ofrenda? 

Josué 1:9 es uno de mis versículos favoritos de todos los tiempos. Dios plantea un mandato muy serio: “Mira que te mando”. Como Josué, el Señor te ha llamado a una gran visión más allá de ti mismo. En otras palabras, Dios espera que hagamos nuestra parte del trabajo, pero a últimas, el plan le pertenece a Él. Él tiene sus propios sueños para ordenar nuestros pasos. Cuando aprendemos a confiar en Él, cedemos nuestro andar a ÉL, encontramos descanso y fortaleza en Su guianza. 

La alabanza es para Dios. Nuestro servicio de alabanza pertenece a Él. Al mismo tiempo, debe ser un servicio tangible y visible para la congregación. Debemos dar lo mejor de nosotros para preparar a nuestros equipos en los ensayos, tanto como dirigimos a la gente en la alabanza. 

Nunca menosprecies lo que sabes que es verdad en Cristo. No importa lo que otros digan o hagan. Él te llamó para hacer lo correcto. Es un servicio de alabanza a Dios no para los hombres. Dios desea una mesa de misericordia, no un escenario de entretenimiento.