Lo Que Realmente QuieroEjemplo

Escrito por Gracyn, 15 años, de Orange City, Florida, Estados Unidos

Dios nos llama a amar a los demás, pero muchas veces nos perdemos esa oportunidad. Podemos quedar atrapados en enfocarnos en las personas desafiantes y difíciles de amar.

En mi caso, amar a mis hermanos puede ser difícil. A menudo meto la pata y llego a un punto de frustración y como resultado arremeto contra ellos. Pero eso no es lo que Dios nos llama a hacer. Dios nos llama a amar a las personas que nos rodean.

Lo hermoso de que Dios nos llame a amar a los demás es que lo hace no desde un amor mundano que busca beneficiarnos o por algún tipo de sentimiento. Sino que nos llama a amar desde un lugar del amor de Dios. Dios es amor. Dios envió a Jesús a morir en la cruz por nuestros pecados.

Podemos seguir el ejemplo de amor de Jesús. Jesús eligió servir a los demás en lugar de servir a sus propios intereses. El amor de Dios es hermoso, es poderoso y lo sorprendente es que no tenemos que trabajar para conseguirlo. No tenemos que ir en una búsqueda mágica para encontrarlo. Dios quiere darnos amor libremente. Cuando elegimos la vida con Dios, Dios nos revela su amor y eso nos permite amar a los demás. Te desafío a que cuando te encuentres en esas situaciones en las que lo último que quieres hacer es amar, elijas recordar el amor que Cristo te dio, y uses su amor para amar a la gente que te rodea.