Ayuno Y Oración - ¿Por Qué Y Cómo?Muestra

¡Dele Alas a Su Fe!

Hice mi primera semana de ayuno y oración cuando era un cristiano nuevo. Fui a Suiza, a Ebnat-Kappel, en un magnífico hotel, para participar de un ayuno grupal. Ahí conocí a Eric Dufour, quien se convirtió en un precioso amigo. Sin embargo, tuve una semana horrible… Por razones financieras, dormí en un bunker nuclear debajo del hotel (¡no vi mucho del hermoso paisaje suizo!).

Debido al ayuno, mi cuerpo reaccionó, y tuve un virus estomacal dos veces. Estuve tan enfermo que me pasé la mayor parte del tiempo acostado en mi cama “militar” durante esa semana de ayuno.

El último día, vi una manzana en el lobby del hotel. La tomé discretamente, y no quería que otro participante me viera, así que fui a comerla afuera, con vergüenza, un poco como cuando Adán comió la fruta prohibida.

Después de eso, ni siquiera me animé a participar de la Santa Cena al cierre del seminario… entonces me dije a mí mismo, “Eric, el ayuno no es para ti”.

Por años me privé a mí mismo de los beneficios del ayuno y oración: beneficios espirituales, físicos, emocionales, etc., hasta que me tomé un tiempo sabático del ministerio por tres meses. Durante ese tiempo, cuando ya no estaba inmerso en mi trabajo, pude enfocarme en Jesús y dejar que Él me dirija a ayunar una vez más. Aprendí, por medio de Eric Dufour y su esposa Rachel, que se puede ayunar de diferentes maneras, tal como con jugos de frutas y vegetales.

Aprendí que es normal que el cuerpo a veces reaccione violentamente, y de que hay maneras de aliviar eso. Entonces empecé a gustar del ayuno, por 3 días, luego 7 días, luego 12 días… y hasta planear mis actividades de tal manera en que me puedo ir, a menudo a lugares aislados, para orar y ayunar. También para escribir algunas de las cosas que usted está leyendo…

Lo que para mí parecía totalmente imposible y médicamente desaconsejable llegó a ser algo que esperaba ansiosamente, sabiendo, a pesar del hambre de los primeros días, cuán beneficiosa sería esta práctica y cómo le daría alas a mi fe.

Leemos en la Biblia en Filipenses 2:13, “Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada”. Dios le dará las fuerzas y le sostendrá cuando llegue el tiempo en que usted ayunará. Así que, ¡no se desanime cuando no tiene éxito con el ayuno! Dios no está enojado con usted; al contrario, Él quiere animarlo a que no se rinda. Le animo a que encuentre una manera de ayunar que se adapta a usted (empezando de a poco) y deje que Dios lo encuentre ahí donde usted está.

Lo invito a orar conmigo… “Señor, tú ves mi deseo de obedecerte, de apartar un tiempo para ayunar y orar y acercarme a ti. He intentado varias veces pero no he logrado llegar hasta el final. Dame las fuerzas para mantener este compromiso, y muéstrame la mejor manera de honrarte para poder ver un cambio en mi vida. Gracias, Señor. Amén”.

¡Gracias por existir!