"A Solas Con Él"Muestra

"Quietos y En Silencio"

Quietos y en silencio ante nuestro Padre, experimentando a través de un susurro apacible su presencia; escuchando su voz que nos sana y nos libera de todo temor y de toda angustia que nos aflige. Contemplando el día a la luz de ese diálogo íntimo que tenemos con Él, yendo a cada lugar con la certeza de que Él está con nosotros y que es sólo en su voz en la que nos deleitamos. Es ahí, cuando empezamos a entender cuán grande es su amor por nosotros y cuán maravillosa es su misericordia que día a día se renueva para que en Él tengamos paz.

Muchos a nuestro alrededor podrán notarnos demasiado callados, algunos quizá podrán entretejer juicios en sus mentes y hasta podrán asegurar que algo malo está pasando con nosotros. Sin embargo, lo que ellos puedan pensar poco nos debe interesar, más bien, nuestro deleite debe estar en permanecer en aquella conversación íntima con nuestro Padre, que nos está llevando a despojarnos de todo lo que nos estorba para disfrutar de su presencia. Esos estorbos empiezan a clarificarse para nosotros cuando en realidad estamos solos, cuando no hay nadie ni nada que estorbe ese encuentro íntimo con el Señor; es ahí, cuando concienzudamente nos enfocamos en cada Palabra que nos entrega, en cada enseñanza que nos da a través de todo cuanto nos permite observar.

Estar quietos y en silencio con la expectativa de escuchar y ver el obrar de nuestro Padre; nos adentra en un conocimiento más profundo de lo que significó ser acercados a Él por Jesucristo. Estar en este estado nos permite ser conscientes del amor que nos manifestó al haber entregado a su Hijo en sacrificio por nuestro pecado, y del amor que nos mostró Jesús, al dar su vida por nosotros. Por eso, todo lo demás a nuestro alrededor empieza a perder importancia cuando te adentras en silencio y en quietud para contemplar la hermosura de nuestro Padre y de nuestro Salvador; por eso el silencio, porque todo lo demás te harta: las críticas, los señalamientos, las burlas, el menosprecio, la adversidad, el sufrimiento, etc., entiendes que lo único que te llena es permanecer en la presencia de Dios y de su Hijo Jesús.