Liberarse de la depresiónMuestra

¿Por qué los sentimientos duelen?

¿Has sentido ansiedad, tristeza, enojo, temor, preocupación, celos o soledad? Quizás equiparas uno o todos estos sentimientos "negativos" con la debilidad o incapacidad de manejar la vida. Esto no es verdad. ¿Sabías que muchos ejemplos en la Biblia del Padre, Hijo y Espíritu Santo los muestran sintiendo emociones? Repasemos algunas no "positivas".

Dios Se describe como un Dios celoso en Éxodo 20 cuando dio instrucciones de no adorar a otros dioses. Jesús sintió ira por las acciones hipócritas de los líderes religiosos, tristeza por la muerte de un amigo y abandono cuando estuvo en la cruz. (ver Mateo 23 y 27 y Juan 11). Efesios 4 habla de entristecer al Espíritu Santo con nuestras acciones.

Ver estas emociones "negativas " en Dios puede ser sorprendente. Sabemos que nuestro Dios nunca peca, pero también tiene estas respuestas emocionales; esto puede ayudarnos a ver nuestras emociones bajo una mejor luz.

Dios diseñó nuestras emociones "negativas" para ser la primera línea de defensa en nuestro SISTEMA DE ADVERTENCIA interno. La Biblia y la psicología revelan que producimos emociones basadas en nuestra visión de una situación. La emoción es el bucle de retroalimentación.

Si visualizamos la situación como beneficiosa, experimentamos una emoción positiva que las alienta. Pero los sentimientos negativos nos alertan de que la situación tiene un potencial peligro o daño y necesita atención extra, no marcha bien, o que no estamos visualizando la situación correctamente.

En esencia, estos sentimientos son las luces rojas de advertencia en el tablero del auto, o el fuerte sonido del detector de humo sobre un potencial peligro. La luz o el sonido no son malos; de hecho, salvan vidas.

Con frecuencia, nos condicionamos a visualizar nuestros sentimientos negativos; el sistema de advertencia; como un problema. Esto interfiere con mirar más allá de los sentimientos y ocuparnos del problema real del que somos advertidos.

Los sentimientos negativos nos advierten de un problema. No son necesariamente un pecado. De hecho, a pesar de ser incómodos, estos sentimientos son herramientas positivas y útiles, regalos de Dios. Por lo tanto, abraza y agradece por tus sentimientos incómodos.