La salvaciónMuestra

QUIENES ÉRAMOS ANTES DE SER SALVOS

Para nadie es un misterio o algo desconocido que desde antes de ser salvos vivíamos ahogados en el pecado. Nacimos siendo pecadores, ya que nuestra naturaleza humana se vio corrompida por el pecado y más aún en el mundo que vivimos.

Su misma palabra lo dice en Tito 2 que en otros tiempos éramos necios y desobedientes. Que estábamos descarriados y que éramos esclavos a todo género de pasiones y placeres inmundos. Vivíamos en la malicia, en la envidia y si bien es cierto en la hipocresía, en la falsedad y que en nuestro corazón reinaba el odio, la venganza y la desobediencia.

Había tanta maldad en nuestro corazón, tanta ignorancia y falta de conocimiento que éramos tan idólatras, que idolatrábamos a personas, a cosas materiales y sobre todo a imágenes de palo y yeso creyendo que adorábamos a Dios. Pero lamentablemente este es lo que te enseña el mundo, esto es lo que se ve en el mundo y da mucha tristeza ver que hay millones de personas aún sumergidas en estos grandes pecados y mentiras.

Al confesar a Jesús como nuestro Señor y Salvador y al ser sumergidos en el agua para nacer de nuevo, El Señor nos perdonó todos nuestros pecados, canceló toda deuda, rompió toda maldición generacional que cargábamos en nuestras vidas, rompió y anuló toda palabra de maldición que alguna vez fue declarada sobre nuestras vidas. Sacó todo espíritu inmundo que habitaba en nosotros y mandó al abismo todo deseo perverso, todo deseo codicioso de nuestras vidas.

En su totalidad nos hizo libre por su amor y su salvación.