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Humilde De Corazón

DÍA 5 DE 5

¿Quieres Ser Humilde Como Jesús?

Cuando Jesús lavó los pies de los discípulos en la última cena, nos mostró claramente la necesidad que como hijos de Dios tenemos e lavarnos de toda inmundicia y contaminación por estar en este mundo, por dar lugar a la tentación del enemigo y por dar lugar a nuestra propia naturaleza pecaminosa. Si bien es cierto, ya no tenemos que ser lavados por completo porque Jesucristo ya nos lavó a través de su sacrificio y quedamos limpios por su obra redentora al creer en Él; además, por su sacrificio recibimos el Espíritu Santo que nos renovó y nos cimentó en el nuevo nacimiento; sin embargo, constantemente tenemos que lavarnos, no por completo porque la obra de Cristo Jesús fue completa, pero sí debemos lavarnos de las caídas que constantemente tenemos en el pecado, confesándolo y arrepintiéndonos para poder permanecer en una comunión genuina y permanente con Dios nuestro Padre y con nuestro Salvador; sólo así, podemos seguir avanzando en sus caminos.

Otra enseñanza de este acto de amor que tuvo Jesús en la última cena, es la humildad que debemos ejercer a través del servicio; Jesús nos enseñó que somos sus siervos y también siervos de nuestros hermanos.

¿Quieres ser humilde como Jesús?

Si quiero ser un hijo de Dios humilde y tierno de corazón como lo es Jesús, sólo hay algo que debo hacer, obedecer su Palabra. Ahora sé, que no importa cómo me pueda sentir, qué tendré que obedecer o cómo voy a quedar frente a los demás por agradar a Dios. Ahora sé, que no importo yo; sino Cristo Jesús, cómo Él quiere manifestarse y glorificarse a través de mí.

Mira al hermano y mira al que no es tu hermano, de la misma manera en que Jesús te vio a ti. Sin que merecieras su amor y su entrega, Él lo dio todo por ti.

Jesús no pensó en sí mismo, sino que se dio a sí mismo en sacrificio por amor al Padre, para cimentarnos en su amor.

Día 4

Acerca de este Plan

Humilde De Corazón

Lo que Jesús hizo cuando se despojó de su divinidad para hacerse hombre como nosotros, fue una clara manifestación de sometimiento ante la voluntad del Padre. No escatimó ser igual a Dios para sufrir como hombre la entrega inmerecida que padeció por nuestra desobediencia; Jesús, el único humilde de corazón, nuestro ejemplo para despojarnos de sí mismos y parecernos cada vez más a Él.

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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo